A Bale le va el Mundial: seis goles en cinco partidos
Con su hat-trick al Kashima, encarriló el pase del Madrid a la final. Ya marcó dos tantos en el Mundial de 2014 y otro el curso pasado, ante Al Jazira.
A Gareth Bale le van los Mundiales de Clubes, a la vista de los hechos. En el debut del Madrid en la edición de 2018, en la que el equipo blanco busca su tercer título consecutivo, el galés se destapó con tres tantos que encarrilaron el pase de los de Solari a la final, en la que espera el Al Ain local. Tres tantos para Bale que se suman a los tres que ya había hecho en dos ediciones anteriores, para una cuenta total de seis tantos en cinco partidos de Mundial. Pese a que llegó tocado al torneo y a que jugó sólo una hora para no forzarse físicamente, Bale demostró que el Mundial es un buen ambiente en el que exponer sus cualidades goleadoras.
Ya en la edición de 2014, fue titular y jugó todos los minutos en semifinales y final, anotando un gol en cada partido: uno al Cruz Azul en semifinales y otro a San Lorenzo de Almagro en la final. Se perdió la edición de 2017 por lesión, aunque el Madrid aun así se llevó el título tras vencer a América y Kashima. Y en 2018 llegó justo, procedente de otra de sus recurrentes lesiones, y apenas disputó 20 minutos entre los dos partidos, pero fue determinante: en semifinales, salió con el partido empatado a uno y, segundos después, hizo el 1-2 ante el Al Jazira para cerrar el pase a la final, contra el Gremio brasileño.
Tan evidente es esta sintonía de Bale con el Mundial de Clubes que ya es el segundo máximo goleador de la historia del torneo, por detrás sólo de Cristiano, con siete tantos. Tras el galés aparecen, con cinco, tres jugadores empatados: Luis Suárez, Messi y el Chelo Delgado. Además, como informó en Twitter Mr. Chip, su hat-trick es el más rápido de la historia del torneo: lo logró en once minutos (con el descanso de por medio), superando el de Luis Suárez contra Guangzhou en 2015, en 28 minutos.
Hombre de partidos decisivos
No es sólo cosa del Mundial de Clubes; Bale tiene, según ha demostrado, mucha facilidad para aparecer en partidos decisivos, a vida o muerte. Ya en la 2013-14, su primera temporada de blanco, logró dos goles de ese tipo: uno en la final de Copa ante el Barça (fundiendo a Bartra en la carrera) y otro en la de Champions ante el Atlético, el 2-1 del partido que acabó en La Décima. En la 2014-15, a los dos goles en el Mundialito añadió una asistencia en la Supercopa Europea ante el Sevilla.
Otra asistencia dejó en la final de la Champions 2015-16, ante el Atlético, para que anotase Sergio Ramos. Y el curso pasado, tras una campaña 2016-17 aciaga por las lesiones y la pérdida de confianza de Zidane, volvió su mejor versión: primero asistió a Isco en la Supercopa de Europa, contra el United; luego anotó el citado tanto ante Al Jazira y en el último partido del curso, la traca final con doblete en la final de Champions ante el Liverpool, chilena incluida.