Kalinic no se lía al primer toque
El croata suma ya tres goles rematando de primeras y encadena dos partidos en la Liga con un 100% de efectividad: un remate un gol.
Cada minuto que está en el campo es un examen continuo. La baja de Diego Costa pesa y, en su ausencia, Kalinic tiene que demostrar el porqué de su fichaje. La verdad es que el croata se maneja con frialdad balcánica. Hace tiempo que asumió su rol, así lo explicó en una entrevista precisamente en este diario y no parece pesarle la presión. Su desenvoltura es la misma acierte o yerre. Porque tiene claro qué sabe hacer bien y dónde explotar sus cualidades. Juande Ramos, quien le tuvo a sus órdenes en el Dnipro, lo explicaba en AS claramente: "Es un gran rematador al primer toque. Siempre tiene el gol en la cabeza, con su físico aguanta bien la pelota, juega bien de espaldas, de cara... Saca mucho rendimiento a sus condiciones".
El croata se empeñó en eso en Valladolid. Ganó varios duelos, balones aéreos, a alguno le pudo dar continuidad alargando la jugada y otros no. Antes del gol ya había realizado un desmarque en diagonal hacia el otro costado que terminó en nada y Filipe había advertido dos buenas percusiones del croata dentro del área para mandar dos balones a la misma que no encontraron su remate. Pero si precisamente a su antecesor en el cargo, Gameiro, le faltaba precisión, al ex del Milán es lo contrario lo que le está dando su sitio en el Atlético. Demuestra que al primer toque no se lía. Atacó muy bien el espacio, habilitado por Griezmann y esta vez con la derecha definió de primeras. Fue su único intento en el partido y volvió a dar en el blanco, como hizo en el partido ante el Alavés, también como titular, en el que acertó en la única opción que tuvo. En total, en los 633 minutos de juego que acumula ha rematado ocho veces, cuatro de ellas fueron a portería y tres terminaron en gol. Además, hay que decir que uno de esos remates, contra el Betis, fue repelido por el poste. Esta es la cuota de acierto que le posiciona en el Atlético de Simeone. El técnico está contento con su trabajo, pero además le pide que acierte con las pocas que tenga. Y lo está haciendo.