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La promesa que Yerry Mina aún cumple en cada partido

El central colombiano es creyente y muy supersticioso, tal y como demostró el día que saltó por primera vez al Camp Nou.

Yerry Mina pisa por primera vez el Camp Nou

Yerry Mina sorprendió a los seguidores del Barcelona cuando en su presentación saltó al campo descalzo. En realidad es una superstición que ha mantenido siempre que ha pisado un campo nuevo. Otra de las supersticiones del ahora jugador del Everton. Pero no es la única.

El central colombiano no ha tenido una infancia fácil. Sus padres sufrían para llegar a final de mes y un día Yerry hizo una promesa a su madre. “Tengo una manía desde los tiempos en los que mi familia lo estaba pasando muy mal. Vivíamos alquilados en una habitación mi padre, mi madre, mi hermano y yo. Lo estábamos pasando muy mal. Mi padre intentaba encontrar trabajo y cada día salía a la calle en busca de una oportunidad. Recuerdo a mi madre llorar y un día le dije: ‘Escucha mamá, algún día te voy a construir una casa. Y me aseguraré de que te alimentes de la mano de Dios’”, cuenta el colombiano.

El exjugador del Barcelona luchó desde ese día por llevar a cabo la promesa y todavía hoy sigue firme. “Sólo quería que supiera que en el futuro todo estaría mejor. Y desde ese día, viaje a donde viaje, antes de salir al campo, digo: ‘Sí, salto al césped para ganar la comida de mi madre’. De ahí proviene mi fortaleza, de la dura infancia que me tocó vivir”.

En cuanto tuvo su primer sueldo no dudó en repartirlo con su familia. “Ganaba 6.000 pesos colombianos (1,6 euros actuales) al día. Le daba 4.000 a mi madre para comida, 1.000 a mi hermano para que comprara algún juguete y me quedaba otros 1.000 para comprar algo de agua después del entrenamiento”.