Simeone: afinar a Lemar para recuperar a Diego Costa
El centrocampista francés del Atlético, casi intrascendente en el último tercio del campo, no ha logrado todavía completar la conexión que preveía su entrenador.
El Atlético camina tercero en la Liga y eso que todavía no ha terminado de explotar su arsenal ofensivo. El inicio de temporada prometía, con una gran puesta en escena de dos hombres que debían multiplicar la producción en vanguardia. Por un lado Costa, a disposición desde el primer día, y por el otro Lemar, el engranaje de tungsteno llamado a dar el salto cualitativo con un último pase devastador y un afilado sentido para desequilibrar. De Costa, su sequía y su falta de impacto, se ha hablado ya. Creciente, además, hasta la preocupación de verle irascible en el campo y gesticulando como si no le entendieran. Pero a lo mejor también hay que buscar causas unos metros más atrás. Al menos, algunas. Simeone se frotaba las manos al inicio, adivinando una conexión en la que el francés abasteciera la percusión profunda a los espacios del hispanobrasileño, pero todavía nada. Ni sintonía con el ariete ni casi con otros.
Sólo dos asistencias que llevarse a la boca. Una, si se tiene en cuenta que la primera fue un pase fuera del área hacia atrás para un involuntario gol de Koke al Huesca. Lemar ha pasado de seducir en la Supercopa a filtrar dosis de magia a cuentagotas, llegando hasta la intrascencendia actual. No se viene apreciando su incidencia en el último tercio del campo. El propio Simeone lo advirtió. "Debe hacer cerca del área lo que hace en el medio del campo", sentenció como aviso antes del duelo en Leganés. Un partido en el que, pese a estar sobre el verde 72 minutos no llegó a la decena de pases buenos en el último tercio del campo. Ha sumado en esa línea varios encuentros. En Mestalla o contra el Eibar, por ejemplo. 4 y 3 pases buenos en los últimos 35 metros en una hora de juego. En Getafe jugó un partido de dos caras, con dos buenos fogonazos (dos goles), pero sumando muchas pérdidas.
Su partido en el Bernabéu volvió a ser plano —7 pases buenos en la zona de la verdad— y qué decir de choques como el del Betis, Villarreal o Leganés: 18 entregas buenas únicamente en tres partidos y sensación todavía de que el funcionamiento del Atlético le es ajeno. Tiempo, seguramente, es lo necesario para que el talento de Guadalupe se escalone mejor entre líneas, maneje los tiempos y adecúe su velocidad a la verticalidad que exige el planteamiento del Cholo. Pero cuanto antes.