La pegada del Depor liquida las buenas intenciones del Oviedo
Domingos abrió la cuenta en el primer tiempo y en el segundo llegó la goleada en diez minutos con los tantos de Quique (2) y Carlos. Los gallegos, segundos.
El Deportivo continúa intratable en Riazor, donde ya suma cinco victorias y un empate. Su víctima esta vez fue un Oviedo valiente, mejor durante mucho tiempo, pero cuya pegada está a años luz de los blanquiazules. El castigo fue excesivo, pero Quique y Carlos Fernández, la pareja de matadores de los blanquiazules, no entienden de piedad. Los de Anquela llegan así tocados al derbi de la próxima semana ante el Sporting, mientras que los gallegos caminan con paso firme, seguro, casi intimidatorio y duermen segundos en puestos de ascenso directo.
El ambientazo en las gradas se trasladó desde el primer minuto al campo porque el partido comenzó frenético, con llegadas las dos áreas y un Oviedo muy bien plantado sobre el campo. Tanto, que los de Anquela lograban quitarle el preciado balón al Deportivo, algo casi inédito en Riazor. Meritorio planteamiento, sobre todo por la dificultad que añadía el fuerte viento y por hacerlo sin el lesionado Saúl Berjón, factor diferencial de los azulones. Claro que este Deportivo tiene muchos recursos, y uno de ellos es la estrategia. Con el duelo atascado, córner de Carles Gil, cabezazo de Domingos Duarte y 1-0. Tercer tanto del defensa portugués, que a este ritmo se puede convertir en el central más goleador en la historia del equipo coruñés. El gol liberó a los gallegos, que encontraron más fluidez, aunque el Oviedo continuó firme dominando la posesión y apoyándose en Tejera y Bolaño para que intentar encontrar una grieta en la firme defensa local.
Natxo, que regresaba al banquillo tras dos partidos de suspensión, no cambió nada en el descanso, casi dando por bueno que esta noche no tocaba dominar. El único cambio fue que el Deportivo, asumido el papel, apostó por las contras, y le salió perfecto. Joselu tuvo dos para recortar distancias, pero no acertó. No ocurrió lo mismo en el otro área, donde en diez minutos de arrebato los coruñeses mutaron el sufrimiento en goleada. Uno de Quique, otro de Carlos, uno más de Quique. Pareja letal que martirizó a un Champagne que se limitaba a recoger los balones de su red. Y por si había pocas pruebas de la diferencia de pegada, Ibra mandó al palo con Dani Giménez fuera de la portería tras el único error de Duarte. Cuando no es tu día, no es tu día.