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REAL MADRID

Ramos y la mochila de los pitos

El capitán del Real Madrid habló sobre el ambiente del Bernabéu: "Los que llevamos más tiempo aquí asumimos el rol de ser pitados"

Ramos y la mochila de los pitos
JAVIER SORIANOAFP

"Estoy orgulloso de que me carguen la mochila de piedras”, decía Sergio Ramos en el micrófono de Ricardo Rosety nada más acabar el partido. Celebró con rabia su 79º gol en 579 partidos con el Real Madrid (séptimo con más encuentros en la historia del club). Miró al palco donde estaba su familia. Señaló su escudo y ni miró a la Grada de Animación. La misma que, según adelantó Antón Meana en la SER, planeó organizar una pitada contra el capitán tras el 5-1 del Clásico del Camp Nou. La grada oficialista atacando al capitán del equipo.

“No podéis ir contra Ramos en público”. El club ‘frenó’ el amago de rebelión de la clac. El mundo al revés. Un edulcorante que amarga. Debieron perder la piedra filosofal de su existencia, cuando allá en 2014 juraban entre sus variados y sumisos principios lo siguiente: “Jamás se hace el juego al enemigo. Los pitos a los nuestros durante cualquier partido, sea quien sea el jugador y se dé la circunstancia que se dé, son cosa de gente que no entiende que los Fans son parte de la victoria. Murmullos aquí tampoco, gracias”. Eso tuvo que escuchar Ramos cuando su nombre sonó a través de la megafonía antes de empezar el encuentro y durante varias fases del encuentro. Hasta cuando le tocó tirar el penalti. El murmullo era que lo tirara Vinicius. “Son muchos años los que llevo aquí, muchas horas de trabajo. Nunca se puede agradar a todos. Los que llevamos más tiempo aquí asumimos el rol de ser pitados. El orgullo que llevo dentro es el que me ha hecho llegar adonde estoy y ganar todo lo que he ganado”, subrayó el de Camas. Ha levantado cuatro Champions, cuatro Ligas, dos Copas, tres Mundiales de clubes, tres Supercopas de Europa y tres Supercopas de España con el Real Madrid. Los últimos capitanes, Iker Casillas, Raúl y Fernando Hierro, no salieron precisamente por la puerta grande con Florentino Pérez. Respondió tirando nuevamente un penalti a lo Panenka. El capitán, como siempre, jugando con fuego y piedras. “Más allá de su bajón futbolístico, a Ramos le molesta que le acusen dentro del propio club de ser el caudillo del vestuario”, apuntaba Antonio Romero en Carrusel. “Es el capitán. Él está conmigo y yo con él a muerte”, sostenía Reguilón cuando le preguntaron por aquel balonazo recibido. El capitán siente que las voces que le apoyan en público y en privado vienen del vestuario y no de los despachos...

Bale

“Es normal que nuestra afición no esté contenta, tenemos que seguir trabajando”, decía Courtois. La Grada de Animación volvió a fallar a sus principios fundacionales. No pudieron frenar la pitada a Bale, al que no aguanta el Bernabéu. El galés carga también con una mochila de piedras. De 101 millones de euros y 20 lesiones en cinco años. Y sus goles no pesan como los de Cristiano. Le falta el compromiso para marcar o aguantar un dolor. Todo lo contrario que Ramos. Pero el de Camas obtiene el mismo premio, pitos. El mundo al revés.