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COPA | EBRO 1- VALENCIA 2

Santi Mina pone diques a la épica del Ebro

El equipo local se quedó con diez jugadores antes de la media hora de partido. Aún así, se adelantó con un gol de Amelibia. Santi Mina lo arregló con un doblete.

Carlos Soler pone un centro en el partido de Copa entre Valencia y Ebro.
Carlos Soler pone un centro en el partido de Copa entre Valencia y Ebro.Javier CebolladaEFE

El fútbol es cobijo para héroes y la Copa del Rey, un torneo de leyendas. El CD Ebro escribió anoche la suya propia, el mayor hito de su historia, aunque al final no fueran del todo felices porque Santi Mina les quitó las perdices. Pero, por un día, La Romareda fue la casa del CD Ebro, club del barrio de La Almozara, citándose allí para verle 9.911 espectadores, y durante 9’ le fue ganando a un equipo de Champions como el Valencia. Ello a pesar de jugar con uno menos desde el 28’ y gracias a un gol de Amelibia, que lo festejaron los aragoneses y en cierta medida todos los futbolistas modestos que sueñan con lograr uno así en su vida. Pero para desgracia del Ebro y respiro de Marcelino, Santi Mina volvió por sus fueros y con sus dos goles le dio la vuelta al marcador.

El Ebro, colista de su grupo en Segunda B, jugó con orgullo y a lo que pudo. Aprovechó su primera y casi única ocasión y defendió con todo y más. Tiago hizo un flaco favor a los suyos al ver dos amarillas en 28’. Ninguna discutible. Parecía que ahí acabaría el sueño del Ebro, aunque nada más lejos de la realidad. Al descanso llegaron exhaustos y con el guardameta Salva haciendo honor a su nombre. Gameiro, Wass, Mina, Soler... todos se toparon con él. El Valencia, en el debut de Kangin Lee, acechaba a peso al Ebro, aunque empataba como siempre últimamente.

El resultado distaba de ser el esperado por los de Marcelino. Más cuando Amelibia adelantó a los aragoneses. Marcelino tiene crédito para rato, se lo ganó el curso pasado, aunque tampoco es cuestión de llevar al límite la paciencia de Lim. Por suerte apareció Mina, que regresaba tras mes y medio de lesión, y puso la eliminatoria en el cajón de la lógica. Pero ello no quitó valor a lo hecho por el Ebro. Mucho mérito lo de Manolo González y sus chicos. Con uno menos y ante un rival de Champions. Chapeau.