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VALENCIA

San Mamés: victoria o crisis ché

Tras 9 de 12 empates, el Valencia necesita ganar y cambiar la imagen ya mismo. Marcelino, ante una disyuntiva: seguir con el 4-4-2 o cambiar

Los futbolistas del Valencia que fueron titulares ante el Young Boys ayer realizaron ejercicios de recuperación.
ALBERTO IRANZODIARIO AS

Hasta el partido de Berna, es verdad que el Valencia sumaba ocho empates y una sola victoria en la temporada. Pero entre que las sensaciones no eran del todo malas y algunas de esas tablas habían sido ante grandes de Europa (Atlético, Barcelona, Manchester), la preocupación, dentro y fuera del vestuario, estaba aún muy contenida.

Incluso Parejo, tras empatar contra el Leganés, dijo que habían firmado “un gran partido”, lo cual empezó a hacer saltar los primeros resortes. No obstante, lo que pensaban dentro del vestuario empezaba a distar bastante de lo que se cocía fuera… Y enseguida llegó el partido contra el Young Boys, el que debía reafirmar sensaciones, hacer ver que todo lo anterior había sido un accidente y que, el triunfo unido al de la Juventus en Old Trafford (que se produjo), dejaría expedito el camino hacia los octavos de final de la Champions.

Pero en el Stade de Suisse no sucedió ni una cosa, ni la otra. El Valencia rozó el ridículo en la segunda mitad tras una aceptable primera parte. Y eso es lo que flota ahora mismo el ambiente. Las sensaciones son malísimas. Y claro, con tanto empate, las cuentas ya no salen ni en Liga ni en Champions.

Con este panorama se llega a San Mamés, el sábado, a las 16:15. La necesidad de ganar es imperiosa y ya de nada vale ni mirar el rival ni el místico escenario del partido. Ganar o ganar en Bilbao. Porque de lo contrario estallará la primera crisis en vísperas de un partido de Copa del Rey, contra el Ebro, del que nada se hablará hasta que no pite el colegiado el inicio del mismo.

Y para este envite a Marcelino se le presenta una patata caliente. Tras una temporada en la que “lo que decía Marcelino iba a misa” y era asumido como dogma de fe en el valencianismo, ahora ya surge alguna voz discordante. Una de esas decisiones indiscutibles era el sistema: el 4-4-2 innegociable.

En Berna, Marcelino quebrantó uno de sus mayores tantras. Tras recibir el gol del empate, dibujó un 4-3-1-2, en el que dejaba las bandas para Piccini y Gayà. Ya contra el Barça ensayó una especie de 4-4-3, con las bandas para los delanteros. Pero esto ya fue más serio.

“Si empezamos a cambiar el sistema le transmitiríamos al jugador que tenemos dudas”, vino a decir Marcelino en una rueda de prensa no hace mucho. En Suiza cambió, casi toda la segunda parte, y el experimento no salió bien aunque sobre el papel parecía tener buena pinta.

Para San Mamés, Marcelino tiene unos días para meditarlo: seguir con la idea de los éxitos pasados o cambiar porque ahora mismo el 4-4-2 sólo sirve para empatar. Al margen del dibujo del martes, con Rodrigo de enganche, otro sistema que alguna vez ha usado Marcelino y que es el fetiche al que se agarran los técnicos cuando las cosas no funcionan es el 4-2-3-1. Un dibujo para darle granito al centro del campo con Kondogbia y Coquelin, los dos hombres más físicos, en el doble pivote. No obstante, no todo es el sistema. Actitud, personalidad y acierto con el gol son otras de las cualidades que debe mostrar el Valencia en San Mamés para no entrar en la primera crisis de la era Marcelino

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