GRUPO A | B. DORTMUND 4 - ATLÉTICO 0
Pesadilla en Dortmund
Recibió cuatro goles de un Dortmund en el que brilló Achraf. Marcaron Witsel, Guerreiro (2) y Sancho. El Atleti tuvo dos palos. La entrada de Rodrigo le mejoró, la salida de Saúl le tumbó.
Se estampó el Atleti contra un muro amarillo. Como hace cuatro días en Vila-real pero peor, mucho peor, una completa pesadilla. De las que quedan en la hemeroteca y la cabeza. Vapuleó un ciclón llamado Dortmund, un cuchillo, Achraf, jugador cedido por el Madrid. Es la mayor derrota de la era Simeone.
Había saltado el Atleti igual que hace cuatro días, con ese pantalón-azul-claro-casi-blanco y otro aire. De inicio quiso el Cholo ser contundente ante un rival que entró frío pero era centella cada vez que tocaba un balón: rapidísimo en las contras, empujado por las 70.000 gargantas ensordecedoras en la grada. Simeone pronto perdería la voz: Lemar erraba con estrépito un pase que casi acaba en peligro, Thomas regalaba un balón que terminó con Reus colgando un balón sobre Oblak. El Atleti duró un cuarto de hora y sólo era Koke. Un Koke que movía al equipo y tenía el control, cortando ángulos de tiro, peleando. Pero estaba solo.
Lemar era un francés perdido en un laberinto alemán, Griezmann otro y Costa, un delantero al que le ha salido caparazón, absoluta tortuga. Lento, lentísimo, desaprovechó un pase de Lemar que le dejaba solo ante Burki. Pero pensó demasiado, o quizá es que ahora no le sale más rápido, y Piszczek le arrebató el balón como un adulto a un niño. En ese momento el partido ya pertenecía al Dortmund.
Había crecido sobre las internadas de un Achraf en la izquierda y una bota, la de Reus. Incisivo entre líneas y tormento por detrás de Götze, falso 9, la hierba era suya. El Dortmund comenzó a robar con facilidad en el centro y subió al Atleti en su noria: Witsel y Pulisic tocaban y jugaban para Reus y Achraf, rapidísimos, un mareo. Y Simeone no tenía biodramina. No tardaría el Dortmund en llevarlo al gol.
Fue después de un latigazo de Witsel a la cepa del poste de Oblak que agarró el portero. El siguiente ya no. El Atleti ya era un cartón deshecho bajo esa lluvia que ya arreciaba: el Dortmund jugó, templó y Witsel remató desde de la frontal, la pelota tocó en Lucas y despistó a Oblak. El Atleti se abalanzó sobre el descanso como un sediento sobre el agua. Cuando regresó de la caseta, Thomas llevaba abrigo y el cuarto árbitro mostraba un número en su cartelón: el 14 de Rodrigo, adentro.
El Atleti fue otro. Rodrigo le ponía el control y le daba a Koke, en el centro, libertad para asociarse. Saúl, en la derecha, dio un paso adelante. Como si quisiera volver a dejar su muesca en Alemania, como ante el Leverkusen, ante el Bayern: en diez minutos, con tres latigazos, ya había enviado un balón a la cruceta y probado los guantes de Burki. Hasta Lemar parecía asomar fuera del laberinto y Juanfran descosía al Dortmund en su ir y venir por la banda, regates incluidos. Hasta el muro amarillo parecía rugir menos cuando Simeone hizo su segundo cambio: Correa por Saúl, cuando ayer era uno de esos días de los de nunca quitarlo.
Cuatro minutos después Rodrigo perdía la posición, Achraf corría, por enésima vez, y Guerreiro hacía el 2-0. Encajaría este golpe el Atleti: Godín se lanzó al ataque, como el delantero centro que fue y Correa envió otro balón al palo, tras tocarlo Burki. Con el Atleti lanzado a la guerra, los espacios a su espalda fueron letales, el agujero negro que lo sumió.
Los últimos diez minutos resultaron una tortura. Achraf volvió a ganar otra carrera, Sancho hizo el 3-0 en posible fuera de juego (ay, el VAR...) y la puntilla la puso Guerreiro, tras un regalo de Filipe. Se iba el Atleti volteado y la herida más grande de la era Simeone, esas cuatro cuchilladas al costado y una lección aprendida: no volver a vestir con pantalón-azul-claro-casi-blanco y camiseta azul ante un rival de amarillo.
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