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SALAMANCA

Carlos Martín dimite como presidente del Salamanca

Sin apoyo: los jugadores se posicionaron del lado de Movilla y la afición había pedido abiertamente su marcha. Manuel Lovato asume el cargo.

Actualizado a
Carlos Martín dimite como presidente del Salamanca
Dani Sánchez / Diario As

El Salamanca UDS empieza a ver la luz al final del túnel, tras una convulsa semana, que comenzó con la dimisión del hasta entonces director general, Movilla, por "inestabilidad" con los altos cargos del club, y ha acabado con la marcha del ya ex presidente, Carlos Martín. Manuel Lovato, uno de los propietarios, asume ahora el cargo.

Todo comenzó el pasado 9 de octubre, cuando Movilla denunció en sus redes sociales que no podía trabajar "con personas que imponen jugadores o entrenadores que no tienen nivel" para la Segunda División B. Así anunciaba su adiós pocos meses después de enrolarse en un ambicioso proyecto de devolver el espíritu de la difunta Unión Deportiva Salamanca a lo más alto del fútbol español. Se fue matando. Cargando contra Carlos Martín y recalcando que no estaba de acuerdo con la destitución del entrenador Campos.

Movilla también relató que era la "inestabilidad por parte de los propietarios del club y del presidente" la que hacía que no se pudiera firmar el contrato con el nuevo técnico. Sin embargo, lejos de acatar las palabras del director general, Carlos Martín le respondió de forma contundente a través de un comunicado publicado en las redes sociales del club: "Esta es la historia de un fracaso. Pero para eso necesita una víctima donde descargar su fracaso y necesita a gente que se crea sus mentiras y pueda transformar las cosas para su beneficio, sin importarle el Salamanca, el club, la afición y todo lo demás".

Martín también se comprometía a reunirse con los jugadores y el personal del club para resolver cualquier tipo de cuestión que haya podido surgir en torno a la marcha de Movilla y el bloqueo en la firma del nuevo técnico. Aún así, parece que no convenció a los futbolistas. La plantilla, en rueda de prensa se posicionó del lado de Movilla. Amaro, capitán, pronunció un discurso sin admitir preguntas a los medios de comunicación. Pero su postura quedó clara.

El presidente contaba los apoyos con los dedos de la mano. Incluso Víctor Iglesias, hombre de confianza de uno de los propietarios del club, Manuel Lovato, se desmarcó de su política. "El club pasa por unos momentos difíciles. Ahora se necesita más estabilidad que nunca para poder superar esta crisis. Pido paciencia a la afición y le aseguro que no les vamos a defraudar. Ahora toca corregir errores y trabajar por el bien común", entonaba Iglesias en tono conciliador, pero, de una u otra manera, plasmando su visión de los hechos.

Las palabras de Víctor Iglesias llegaban en la presentación del último servicio de Carlos Martín al Salamanca: el fichaje de Antonio Calderón. De todos modos, la gestación de la incorporación del nuevo entrenador fue maquetada también por Movilla. No cambiaba nada.

La situación iba a peor. Un seguidor del Salamanca solicitó, a través del portal Change.org, la dimisión del presidente. En apenas 48 horas, un total de 635 aficionados habían secundado la petición. También aparecieron pintadas en el Helmántico, reclamando su marcha. Martín, días antes, se negaba en rotundo en el medio local La Gaceta: "No he hecho nada para tener que irme".

Afición, jugadores, prensa local… Carlos Martín se había quedado definitivamente sin apoyos y la situación deportiva del equipo (18º en el Grupo I de la Segunda División B a falta del partido ante el Coruxo) tampoco era para tirar cohetes. De ahí que a última hora del sábado presentara oficialmente su dimisión.

El club, en un comunicado oficial, recordaba los seis años de mandato, en los que el Salamanca ha alcanzado la Segunda División B con tres ascensos consecutivos. Además, se han recuperado tanto los símbolos, como el estadio Helmántico, como el patrimonio de la Unión Deportiva Salamanca.

Eso sí, ha querido despedirse de los aficionados a través de una carta, que se adjunta debajo. "No me voy por la puerta de atrás, y sí con la cabeza muy alta. Lamento enormemente lo sucedido en los últimos días, pero ni todos somos tan buenos, ni todos somos tan malos. (…) Le deseo al club los mayores éxitos y siempre lo tendré en mi corazón. Hala Unión", versa Carlos Martín en sus últimas palabras como directivo del Salamanca. Años de grandeza, a nivel deportivo e institucional, que llegan a su fin. Ahora, toca solventar los problemas sobre el césped.

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