Arrasate y Osasuna ya han dado con la tecla en El Sadar
Partido muy solvente ante un Córdoba que sigue concediendo mucho atrás. Golazo de falta de Torres, de nuevo aportando vitaminas desde la suplencia.
Sin grandes alardes pero siendo muy solvente cuando empezó a crecer el Córdoba tras empatar a uno, Osasuna se llevó un partido que le pone en el carril de confirmar su dinámica ascendente, porque encadena cuatro jornadas sin perder (dos victorias y dos empates) y desborda una sensaci.n de que vuelve a ser temible en casa. Dos acciones a balón parado evitaron sustos. Era un día especial para Romero, traspasado en 2017 desde El Sadar al Córdoba aunque el penúltimo pago de medio millón de euros se retrasa por los problemas económicos en la entidad verdiblanca, que en Pamplona tenía las bajas del sancionado Aythami y de Touré, que está con Burkina Faso.
El Córdoba amaneció muy metido atrás, y cuando robaba lo hacía en zonas retrasadas. Le costaba mucho recuperar los esfuerzos, porque Sandoval priorizaba que sus diez jugadores de campo estuvieran juntos. De aquí que Araujo y Aguado estuvieran más como barrenderos que en los violines. Juan Villar, por su parte, les causó un tormento. Enclavado en la banda derecha, acostumbró a llegar en segunda línea, como al poco de iniciarse el partido, aunque la jugada estaba anulada por fuera de juego.
Brandon era una anguila con su infinita movilidad. Sacaba de posición a Quintanilla, pero este es un central que recupera muy bien la posición. El choque se fue equilibrando con el paso de los minutos. Osasuna dominaba, confiaba en rentabilizar eso de vivir en campo contrario. Y así fue. Eso sí, Jovanovic podía por el ala izquierda con Lillo. En una carrera dejó al rojillo a la altura del betún. En cuanto los puntas visitantes tapaban la primera línea de pase a Unai García y Aridane, les costaba encontrar una salida aseada al balón. Quezada lo intentó con la derecha, su pierna mala, desde lejos, pero el que abrió el melón fue Villar. Lo hizo gracias a la valentía de Unai García, que robó el balón y se fue valiente a la aventura. Participó Rubén y el balón llegó a Barja, que dio una gran asistencia para el remate de cabeza del onubense. Poco después se anuló un gol a Jovanovic por un fuera de juego claro, al quedar enganchado tras un disparo lejano y el rechace del meta Abad.
La segunda parte cambió el panorama. El Córdoba patentó su primer ataque con posesión larga, sumando a un cambio de orientación de Quintanilla un buen toque de Quezada y el centro de Jovavonic en carrera. Piovaccari ganó en el salto en el corazón del área, donde se fragua el bingo del gol, a un Aridane muy estático. Tras esa dejadez, parte de la grada la emprendió con pitos al melenudo central, luego contestados por aplausos, cada vez más generalizados. Villar dejó el campo a la media hora; es un jugador crucial para Arrasate pero no conviene forzar tras su lesión. Entró Xisco, la nueve referencia rojilla, con lo que Brandon fue a la banda izquierda y Barja cambió de flanco. La idea es que con la tendencia del mallorquín a ir al centro, Clerc tuviera campo para desajustar a la defensa califa, mientras que el daño por el otro sector estaba asegurado con el profundo Barja.
En diez minutos Osasuna cerró el debate ante un equipo que sigue encajando mucho. Una jugada de pillería encarriló el tema: sacó el cuadro de Arrasate un córner a todo trapo con Rubén García, maniobra que no permitió colocar a la defensa visitante. Centró un balón largo y Barja y Aridane estaban en el segundo palo a la espera de la fruta madura. Marcó el primero. Y un suspiro más tarde, Torres metió una falta con enorme maestría. Al final la tarde apuntaba espinosa y fue plácida entre la parroquia navarra. Si la meta en verano era coger sintonía con la grada, casi lo tiene ya. Coge aire para dos salidas seguidas que le esperan.
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