Los coruñeses golean a un débil Elche y duermen en ascenso directo. Carlos Fernández firmó un hat-trick y Borja Valle, que reaparecía, completó la fiesta de Riazor.
El Deportivo le ha tomado la medida al traje de Segunda, y le queda perfecto. Los coruñeses se deshicieron de un Elche que le puso voluntad, pero que se vio superado de principio a fin, para firmar una contundente victoria que les permite dormir en puesto de ascenso directo. Los coruñeses ya vuelan alto, tanto como un Carlos Fernández que hizo olvidar la baja de Quique con un hat-trick que tuvo de todo: un cabezazo, una obra de arte y un regalo. Una fiesta para un Riazor que se está convirtiendo en un verdadero fortín, y además ya sin andamios.
La noche arrancó ventosa y con un Depor que salió al campo para intentar solucionar la papeleta por la vía rápida. Avisaron enseguida Carles Gil y Carlos, pero el Elche no se descompuso. De hecho, como anunció Pacheta, los ilicitanos, a lomos de Borja y Benja, se fueron a por Dani Giménez en cuanto pudieron. El problema fue que poco a poco los coruñeses se adueñaron del balón hasta casi monopolizarlo. Posesión y recuperación muy arriba de los locales, orden y firmeza visitante a la espera de su oportunidad. El duelo se convirtió casi en un rondo sobre el área de un José Juan que, cuando tocaba, como ocurrió con un disparo lejano y potente de Pablo Marí, también respondía. Raseando, tocando y centrando, el Depor no encontraba la vía de agua, así que los de Natxo se acordaron de la estrategia. Perfecto córner al primer palo de Krohn-Dehli, mejor remate de Carlos para disipar miedos por la ausencia del sancionado Quique. El gol liberó a los blanquiazules, incluso a algunos los relajó, porque Carles Gil estuvo a un paso de regalar el empate en una pésima cesión que hasta tres jugadores ilicitanos no supieron resolver. Susto, y algo más.
Con el marcador en contra, el Elche cambió el plan en el segundo tiempo y se fue a buscar al Deportivo a su campo. Los de Pacheta comenzaron a llevar peligro, pero también a dejar unos espacios que antes no existían. Era un todo o nada, que se multiplicó con la entrada de Nino por Manolín en el 58’. Y pronto salió cruz tras una gran jugada de Carlos Fernández. Regate sobre Neyder, recorte sobre Juan Cruz y remate raso al primer palo. Toda una obra de arte. Y dos minutos después, el tercero, este a placer tras un desgraciado resbalón de José Juan. El broche al festín de Riazor lo puso Borja Valle, que volvía tras un mes lesionado, marcando el cuarto. Y el delantero berciano incluso tuvo el quinto, pero se encontró con el palo y José Juan.