Enis Bardhi apunta y manda el balón derecho a la escuadra
El macedonio ya hizo cinco goles de falta el curso pasado. No se fija en nadie. Solo mira al portero y su movimiento y golpea fuerte y seco.
"Yo aquí, yo aquí". Gritaba Enis Bardhi en la celebración tras su golazo de falta en el Coliseum de Getafe. El macedonio lo volvió a hacer. Por si alguien no se acordaba. Falta a favor del Levante. Peligro. "Está muy lejos". Lo que diría cualquier aficionado ayer desde la grada o viéndolo por la tele. Cualquiera que no sea granota, por supuesto. Con Bardhi en el campo todo es posible. Y lo fue. El ‘10’ la plantó en el suelo, fijó su mirilla en la escuadra y...¡boom! El clásico "donde pongo el ojo pongo la bala". La bola en este caso.
Pero esto no es nuevo. El año pasado ya se destapó como un auténtico francotirador con solo 22 años. Llegó del modesto Ujpest de Hungría siendo casi un desconocido. Salvo en su país donde es fijo con la selección de Macedonia (aunque él nació en Albania). 1,5M€ pagaron por él. Y ahora ya quieren subirle la cláusula porque 25M€ parecen pocos. En su primer partido de pretemporada se descubrió. Dos más hizo después en otros dos intentos antes de empezar la Liga. Y su presentación oficial como cañonero del año fue en la segunda jornada. El Levante recibía al Deportivo. 0–2 abajo y hay un libre directo a favor. Lejano también. Pero estando Bardhi... El final ya lo saben, a la escuadra.
Ése solo fue el inicio. El siguiente incluso llegó por petición popular. También en Orriols. Ganando 2–0 a la Real Sociedad. Último minuto y falta en la frontal. Ivi coge el balón. Decidido. No lo suelta. Bardhi merodea por allí. Casi recién llegado. Tímido, introvertido. Entre medio respeto, medio falta de comunicación. Pero entonces el Ciutat empieza a rugir: "Baaaaardhi, Baaaaardhi". Aclamado por sus fieles cogió el balón. Ivi claudicó. Y menos mal. A la escuadra.
Empezaba ya a no ser una sorpresa. Pero no todo era el balón parado. Le marcó al Valencia. También al Eibar. El macedonio apuntaba a ser una de las revelaciones de la Liga. Pero se fue diluyendo, igual que su equipo se precipitaba a la deriva hacia la Segunda de la mano de Muñiz. Hasta el punto de desaparecer del equipo. Y entonces llegó Paco López. Lo cogió en el primer entrenamiento y le transmitió confianza. Le pidió tranquilidad. Llegaría su momento.
Y llegó. Puso patas arriba el nuevo San Mamés con dos golazos. Casi idénticos. Escorados. Pero, igualmente, imparables. Aún hizo otro más. En Butarque. Con éste incluso amenazaba el cetro de Messi como mejor lanzador. Seis llevaba el argentino. Y así se quedó. Ahora, Bardhi ha vuelto a aparecer en escena. Y de qué manera. Chicharro marca de la casa. Y todo cosecha propia. No se fija en nadie. Todo concentración. Apunta y dispara. Gol. A la escuadra.
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