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REAL ZARAGOZA

"Se nota y se siente que la afición está deseando que ganemos al Osasuna"

Álvaro Vázquez está completando el mejor inicio goleador de su carrera, aunque lo que él quiere es el ascenso y lo primero es mirar al Osasuna: “Estamos en las Fiestas del Pilar y qué mejor regalo que darle un triunfo a la afición”.

Álvaro Vázquez.
ALFONSO REYESDIARIO AS

—Ya ha pasado un mes y medio desde su llegada al Real Zaragoza. ¿Qué tal la adaptación a la ciudad y al equipo?

—Muy bien, me he sentido como en casa desde el primer momento. El vestuario y el club me han recibido con los brazos abiertos y también siento lo mismo de la afición.

—Y ahora toca conocer las Fiestas del Pilar...

—Viene mi familia y algún paseo daremos por la ciudad para ver el ambiente que hay. La verdad es que estamos centrados en entrenar y jugar este importante partido.

—¿Se ha encontrado en Zaragoza lo que esperaba?

—Lo cierto es que me ha sorprendido gratamente. Zaragoza es una ciudad bonita, aunque sólo había estado de paso, y estoy recibiendo mucho cariño. He podido conocer el Casco Antiguo y todo y Zaragoza está muy bien. Me gusta.

—¿Qué le decían Borja, Sergio García y Roberto en el Espanyol del club y la ciudad?

—Al principio me preguntaron por la posibilidad de venir cuando salió la noticia, siempre se han mantenido informados dentro de lo posible y todos ellos me han hablado maravillas. Me invitaron a que diera el paso y me dijeron que es una ciudad muy bonita y un club importante que se merecía una alegría. Me convencieron de que conmigo se podía lograr.

—¿Y qué otros motivos le hicieron decantarse por el Real Zaragoza?

—Lalo tiene mucho peso en la decisión. Estuvimos hablando mucho tiempo, todo fue muy natural y cuando se habla con personas que de verdad muestran interés y que confían en ti, yo trato de devolver toda esa confianza. También está el tema de la familia. Siempre se está mejor con los tuyos y yo tengo la suerte de tener una gran familia, por lo que estoy muy a gusto en casa, pero la vida es así y me ha tocado irme fuera, aunque tampoco puedo echarme las manos a la cabeza, ya que estoy en Zaragoza y está cerquita de Barcelona.

—¿Cómo veía al Zaragoza desde fuera estos últimos años?

—Es cierto que al llegar noté que hay gente que tiene ese pesimismo de que no se consiguen las cosas, de que ya no se ganan títulos y de que se lleva mucho tiempo sin ascender, pero desde fuera al Real Zaragoza se le sigue viendo como un club grande, histórico y de peso, con grandes jugadores y una de las mejores aficiones, tal y como está demostrando.

—Lo que está claro es que observando todos los precedentes es el destino perfecto para un delantero, ¿verdad?

—Lo primero que te dice la gente es que es tierra de buenos delanteros y que aquí se han hecho buenos números. Pero dejando a un lado eso, más que hacer buenos números, a mí me gustaría que el equipo consiguiera el objetivo. Es lo que queremos desde un principio y hay que decirlo abiertamente, pero también hay que trabajarlo y plasmarlo en el campo.

—Usted ya lleva tres goles en siete jornadas.

—Para un delantero es importante marcar goles y contribuir a dar puntos al equipo. Lo cierto es que estoy contento porque creo que nunca había arrancado así a nivel profesional y me estoy sintiendo muy a gusto.

—¿Se ha visto ya la mejor versión de Álvaro o aún tiene mucho que ofrecer?

—Yo creo que aún soy joven para demostrar y está por ver. Me han puesto muchas piedras y han sido muy difíciles de saltar, pero creo que ahora hay un camino por delante muy bonito.

—¿Dónde empezó a jugar cuando era un niño?

—Todo viene de familia. Mi padre era jugador de fútbol, aunque a un nivel más de barrio, y un tío mío sí que llegó a jugar en Segunda B y Segunda. De pequeñito me apuntó mi padre en el Trajana, que era un equipo de barrio, y después pasé a la Damm, un club formativo de Barcelona. Y de ahí ya me fui al Espanyol con doce años.

—¿En quién se fijaba de pequeño? ¿Quién era su ídolo?

Para mí, Fernando Torres siempre ha sido el delantero referencia de la Selección y siempre he sido un fijo en la televisión viéndole jugar. Siempre me ha gustado mucho.

—En 2010 hizo su debut con el Espanyol con tan solo 19 años. ¿Qué sintió?

—Mucha alegría. Para mí y mi familia fue un sueño cumplido. Es algo que se busca desde niño, pero quizás no eres consciente con esa edad de la magnitud de ese momento en tu carrera y en la vida de tu familia. Ahora lo piensas fríamente y es que debuté con 19 años en el Bernabéu. Es algo que va a quedar para siempre.

—Un año después, en 2011, disputa el Mundial Sub-20 de Colombia. ¿Qué tal la experiencia?

—Es un Mundial, representando a tu país, con la camiseta de la Selección… Fue todo un honor y un orgullo y lo intentamos hacer lo mejor posible. Personalmente, creo que estuve muy bien, el equipo estuvo bien y caímos en cuartos en una final anticipada ante Brasil y por penaltis, cuando nuestro juego fue muy superior al de ellos, pero así es el fútbol.

—Usted fue Bota de Plata de aquel Mundial…

—Lo cierto es que yo era el delantero suplente, ya que jugaba Rodrigo, que también hizo goles, pero fui yo quien me llevé la Bota de Plata y estoy muy orgulloso por ello.

—Usted tenía como compañeros a Bartra, Koke, Isco, Sergi Roberto, el propio Rodrigo... ¿Por qué cree que ellos han llegado a ser internacionales absolutos y en su caso no ha sido así?

—Como he dicho antes, los jugadores y las personas tenemos piedras en el camino que hay que intentar sobrepasarlas. A mí me ha tocado esta carrera, de la que no me quejo para nada y estoy muy orgulloso, y yo creo que nunca es tarde. Con trabajo, dedicación y sacrificio al final se consiguen todos los objetivos.

—En aquel Mundial Sub-20 había jugadores como Griezmann, Salah o Coutinho. ¿Con alguno de ellos llegó a pensar: “Éste va para crack mundial”?

—Sí. Aún tengo en la retina el partido contra Brasil. Fue muy intenso y Casemiro estaba detrás de mí todo el rato. No me soltaba y era igual de agresivo que ahora.

—En 2012 cambió el Espanyol por el Getafe. ¿Cuesta mucho marcharse de casa por primera vez?

—A mí, personalmente, me costó. Fui a una ciudad grande y nueva, lejos de mi familia, solo y en un equipo muy veterano en el que prácticamente no conocía a nadie.

—El Getafe le cedió en la temporada 2013-14 al Swansea. ¿Cómo valoraría esa experiencia en la Premier League?

—Fue una experiencia muy buena, ya que jugar en la Premier y en la Europa League fue algo muy bonito. Es una sensación diferente porque ahí los aficionados son fans y lo viven de otra manera y el fútbol también es distinto. Es un fútbol muy bonito, donde te respeta mucho la gente. Por ejemplo, nadie va a los entrenamientos. Respetan ese momento de trabajo de los jugadores durante la semana y después se vuelcan todos en el fin de semana.

—En 2016 regresa al Espanyol. ¿Esperaba tener algo más de fortuna?

—No voy a decir que no. No sé por qué razón al final el míster no contó conmigo o no confió en mí. Al final son esas piedras que tienes que intentar saltar para seguir el camino.

—En el mercado invernal de la pasada temporada se marchó cedido al Nástic, su primera experiencia en Segunda. ¿Qué le pareció la categoría?

—Tenía muchos amigos y ex compañeros que jugaban en Segunda y es una categoría muy bonita y disputada que para nada tiene que envidiar a la Primera División. Es muy bonito jugar en la máxima categoría, pero para eso está la Segunda, para trabajársela y estar entre los tres elegidos.

—¿Cree que este año la Segunda es más dura que el curso pasado?

—Sobre todo va a estar más disputada en la zona alta y en la del playoff. Hay muy buenos equipos, con grandes presupuestos, también muy buenos jugadores y creo que va a ser una Liga muy bonita de ver.

—Usted cayó lesionado en el partido que el año pasado disputó contra el Zaragoza. ¿Ha comentado en alguna ocasión esa acción con Grippo?

—Sí. El primer día que llegué a desayunar, Zapater, como capitán, me fue presentando a los compañeros uno por uno y cuando llegó el turno de Grippo, se levantó, me dio la mano, me preguntó que cómo estaba el tobillo y me dijo que me debía una cena.

—¿Usted, viéndolo desde fuera, esperaba el ascenso del Real Zaragoza?

—Por sensaciones y esa línea ascendente que cogió el equipo, yo en el playoff lo veía como un serio candidato para subir.

—Y después del mazazo del playoff, ¿qué supone para un jugador que haya 27.000 abonados y esos recibimientos masivos de la afición?

—La temporada que completaron los compañeros y ese playoff han llevado a esto. Fue un punto de inflexión y tiene mucho mérito. Más de 27.000 abonados. Es la hostia.

—Desde que llegó, usted no ha tenido miedo a decir que el objetivo es el ascenso.

—Es cierto que es una palabra grande, pero no hay que tener miedo a pronunciarla. Lo que debemos hacer es hacerla realidad, pero desde el partido a partido y ganándonos ese derecho. Lo que hay que hacer es puntuar y puntuar y trabajar y trabajar cada semana. Es muy bonito decir que queremos ascender, pero hay que plasmarlo cada fin de semana.

—Para lograrlo, uno de los primeros objetivos debe ser cerrar la portería, ¿verdad?

—Y eso viene desde los que jugamos arriba, que también tenemos esa función de defender. Si todos mejoramos en ese aspecto, yo creo que tenemos un buen equipo para hacerlo. Todo está en nuestras manos.

—¿Hay algún jugador del equipo que no conociera y le haya sorprendido?

—Estaba bien informado y ya había visto algunos partidos de pretemporada que estaban grabados por el Real Zaragoza. Como jugador es mi obligación saber dónde vas a estar y sí que me sorprendió James Igbekeme, al que no conocía de nada. Cuando vi el primer partido me sorprendió. Y ya en el primer partido de Liga contra el Rayo Majadahonda se ganó a la gente en media parte. Es de esos jugadores que sorprende porque como no lo conoces…

—El equipo crea varias ocasiones por partido hasta ahora. ¿Qué tal está siendo el entendimiento con el resto de jugadores de arriba?

—Al final, cuando te juntas con jugadores de calidad, todo es más fácil. La verdad es que me encuentro muy a gusto.

—Marc Gual señaló que la delantera del Real Zaragoza es la mejor de la categoría. ¿Está de acuerdo?

—Yo espero que se pueda corroborar al final de la temporada. Está muy bien decir las cosas y yo creo que tenemos una muy buena delantera, al igual que también tenemos un muy buen centro del campo, defensa y portería, pero hay que demostrarlo. Está muy bien que nosotros lo digamos porque significa que creemos en nosotros mismos, pero que lo diga la gente significa que lo hemos hecho.

—En Albacete ya se estrenó como goleador Marc Gual. A usted se le vio especialmente contento por ello.

—Para un delantero siempre es importante marcar, sumar y sentirse importante. Es cierto que Marc Gual no encontraba ese gol, pero es que trabaja mucho, corre mucho, presiona mucho, se desgasta, va de cabeza, las pelea todas, está todo el partido corriendo, lo vive muy intensamente y se lo merecía. En ese partido le tocó empezar en el banquillo y lo primero que hice fue sentarme a su lado y preguntarle cómo estaba. Me respondió que estaba tranquilo y yo le dije que iba a tener la oportunidad porque seguro que iba a salir a jugar y que con lo animal que es y lo cansado que estarían ellos… “Ojalá marque”, me dijo. Y mira. Al final todo cae por su propio peso.

—¿Qué pasó en esa primera parte en Albacete?

—Fueron dos errores. El primero de estar fríos, de no estar colocados, ya que es un balón a la espalda. Y el otro fue otra jugada de estrategia en la que no tuvimos mucha fortuna, ya que tocó en un defensa y se metió dentro. Hay que salir espabilados. Esto es Segunda, aquí aprietan todos y es una Liga muy igualada. Los equipos saben que nos gusta tener la pelota y si se ponen por delante lo primero que hacen es tapar su portería y reducir espacios.

—Y tras esa primera parte llegó el descanso…

—Pasó lo que tiene que pasar en un equipo que quiere lograr grandes cosas. Entró la gente bastante enfadada, sobre todo consigo misma, sin reprochar a ningún compañero nada. Intentamos corregir algunos temas tácticos, en los que sí entró el míster, y lo demás fueron palabras de jugadores y de ánimo para levantar la situación. Nos miramos a las caras, en plan esto no puede seguir así, y salimos a la segunda parte como tenía que salir un equipo.

—Mañana se enfrentan al Osasuna en plenas Fiestas del Pilar, estrenando césped y con La Romareda prácticamente llena. ¿Cómo afrontan el partido?

—Es un encuentro especial e importante. Acabo de aterrizar, pero se nota y se siente que la gente está deseando que llegue ese partido y se gane. Además, estamos en las Fiestas del Pilar y qué mejor regalo que darle una victoria a la afición.

—Es el típico partido que todo jugador quiere jugar y el ideal para continuar con la racha goleadora, ¿verdad?

—Si puedo marcar, perfecto, pero si no, que el equipo logre la victoria y contribuir a ella. Es cierto que se trata del partido que todos quieren vivir y jugar. Son partidos especiales donde hay mucho ambiente y mucho ruido alrededor de ese encuentro. Somos unos privilegiados e intentaremos ser protagonistas.

—¿Con qué cifra de goles estaría contento al final del curso?

—No voy a dar una cifra porque no sé cuántos goles voy a meter ni cuántas asistencias voy a dar. Lo que sí que me gustaría es que el equipo logre el objetivo independientemente de los goles que yo pueda meter.

—¿Alguna promesa si se logra el objetivo?

—Sí, las típicas promesas que puedes hacer con los amigos. Uno de ellos me dijo que si ascendíamos me quería ver el día de la celebración teñido de rubio. Le dije que sí. Al final es un mal menor que me vean de rubio ese día.