Los “detalles” de Rubi: la parte por el todo
La plantilla valora el trabajo individual del técnico y cree que “con ello, la mejora del equipo es exponencial”. Este trabajo invisible es el que le da riqueza al equipo.
El buen funcionamiento del Espanyol de Rubi, quien en apenas dos meses ha construido un equipo equilibrado, que juega bien al fútbol, valiente y que no está penalizado en defensa, se explica en los “detalles”, como cuentan los jugadores después de cada entrenamiento en Sant Adrià. Del encuentro ante el Levante, hay dos reveladores.
El primero, esa carrera de 60 metros de Leo Baptistao con José Luis Morales, con tal de detener el contraataque granota. El afán del ítalo-brasileño significa una muestra del convencimiento y la implicación de la plantilla por una idea que les ha seducido desde el primer momento. El otro detalle se produjo en la conferencia de prensa del propio entrenador, cuando dijo que “hay que mejorar en los saques de banda”, poniendo un pero al gran papel de su equipo. Los saques de banda, acciones en las que pocos entrenadores reparan…
Explica la plantilla que en Rubi y su exigente cuerpo técnico se aúnan dos aspectos clave para le mejora del equipo. Ambos van de la mano, y guardan relación con la formación y el rendimiento, dos patas interrelacionadas aunque hablemos de fútbol profesional. El técnico trabaja su modelo de juego, que todo el mundo aprecia: la organización del equipo en su 4-3-3, la presión en campo contrario, el papel de los laterales y los extremos, el anclaje de Marc Roca… Aspectos colectivos de manual.
Pero hay otro trabajo invisible y el que marca la diferencia, que es la mejora individual de cada jugador, en la que Rubi también trabaja. En pretemporada ya se explicó su vertiente de profesor en el césped, sus continuas correcciones, “herramientas” que los jugadores agradecen porque ven que mejoran. Son conceptos que acostumbran a pasar desapercibidos para el espectador, pero en los que se encuentra la riqueza de este Espanyol: cómo perfilarse para recibir el balón, cómo afrontar un uno contra uno en función de las zonas del campo, el posicionamiento defensivo o cómo hacer el desmarque… Los futbolistas profesionales también cuentan con déficits de formación, y se puede mejorar a cualquier edad.
“Si al margen de preocuparte del colectivo, te preocupas del jugador, creces exponencialmente”, comentan desde la plantilla. No hay mejor manera de convencer al jugador que desde el conocimiento. Todos están interesados en ser mejores, y ese proceso desembocará en que el Espanyol sea un mejor equipo. La teoría de Rubi es la de la parte por el todo, donde cada jugador representa el equipo en sí mismo, y su crecimiento será también el de un Espanyol que no tiene techo.