“Todos buscan invertir por aquí, cerca del Atlético de Madrid”
Los bares que hay alrededor de la zona donde está el Wanda Metropolitano valoran el año del estadio, que apunta al hoy lleno.
A Alberto no le cuesta recordar cómo estaba la calle ante El Churretón “hace poco más” de un año. Es fácil. “No había nada”. Ni la pizzería Carlos ni el Volapié ni La Grada en la esquina, el último bar en abrir en la zona, tras el Atlético. Ha cambiado el paisaje, lo ha llenado de rojo y guiños al Atleti que se leen en letreros de neón. La Peineta, La Previa 1903, GastroAtleti.
“La llegada del Atleti ha sido un tsunami en el barrio”. Lo dice José Ramón Palomar. Él será el siguiente en abrir. Aunque lo suyo será un traspaso. Este fin de semana será el último de El Churretón como El Churretón, el bar de Alberto, ese que fue de los primeros en abrir. “Dos hijos pequeños y la necesidad de estar con la familia empujan”, dice mirando con tristeza ese azulejado blanco y rojo en las paredes que es su seña. En dos semanas, o tres, “cuando se resuelvan los papeles”, El Churretón se llamará El Ocho y será de José. Socio del Atleti, llega con la ambición de ser referente entre afición y peñas: “Quiero que tengan aquí un txoko, lugar donde reunirse y cocinar, a lo sociedades gastronómicas vascas”. Ser referente de familias los días de partido y a diario en el barrio. Lo primero con un bocadillo, “de tomate de huerta con sabor a tomate y jamón”, lo segundo con aperitivos. “Vengo para quedarme mucho tiempo”. Es la máxima de todos los bares. Echar raíces alrededor del Atleti, del nuevo estadio.
Un campo que hoy, 364 días después de aquel estreno entre banderas, ante el Málaga, apunta al lleno. Ayer apenas quedaban 2.000 entradas por venderse. La efeméride es especial. Alberto servirá sus últimas cervezas con agua en los ojos y, quizá, acompañado por Alberto y Óscar, dueños del Zapatones, aquel bar con el suelo de nubes que, un año después, también se traspasa.
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