Leo Franco y sus discípulos se han saltado el periodo de adaptación que suele asumir cualquier debutante en una nueva categoría. El Huesca ha demostrado en Ipurua (1-2) y en San Mamés (2-2) que los estrenos de jugadores y cuerpo técnico en la máxima categoría del fútbol mundial no se les quedan grandes. Sin embargo, la primera vez en el Camp Nou será un nuevo reto que los jugadores asumen sin presión y sin miedo. Los cuatro puntos logrados en los dos primeros partidos permiten a los aragoneses mirar la clasificación sin la preocupación de un recién ascendido. Un panorama perfecto para que jugadores de gran potencial pero vírgenes en grandes partidos ofrezcan su potencial.
Si los jugadores y cuerpo técnico del conjunto oscense se frotan los ojos con el inicio de la temporada, los aficionados viven en una nube. Más de 500 hinchas (ubicados en la tercera gradería del Gol Sur) estarán en las gradas de un estadio en el que entran dos ciudades de Huesca. Un día para el recuerdo y que poco se parecerá al enfrentamiento copero de 2014, que acabó con un 8-1, y es que los oscenses afrontan el choque de una forma tan ambiciosa como prudente.