El Villarreal mide el agujero dejado por el 9 en el Girona en un partido con dos equipos que destacan por sus planteamientos ofensivos: un mediocentro contra un 4-3-3.
Si esta Liga es tan grande y atractiva no sólo es por sus candidatos al título. Lo que antes era impensable, hoy es una realidad. Dos equipos de la zona media-alta de la tabla que juegan, por un lado, con un solo centrocampista defensivo y dos puntas (Villarreal) y, por otro, con un 4-3-3 como si lo hubiera ordenado Guardiola (Girona). Ambos miran con más fe al balón que a la tabla, ya que han comenzado con un solo punto, pero a lo que echan un ojo preocupados es al cierre del mercado. Mientras estén jugando, sus presidentes podrían seguir negociando. El Zenit insiste por Víctor Ruiz, mientras que el Sevilla acaba de atar a Portu. El nueve iba a viajar a Vila-real a la espera de la oficialidad de su adiós, pero al llegar al autobús ni se subió. Eusebio tendrá que rellenar ese socavón con más nostalgia que convicción.
El que sí repetirá en la alineación de la última jornada es Cazorla. La confianza de Calleja en el asturiano es máxima, a pesar de que aún le cuesta llegar al tramo final de los partidos y a que no se ha desecho todavía de las agujetas. El técnico local quiere dar continuidad a la idea mostrada en el Sánchez Pizjuán, aunque ello suponga seguir sentando a Layún en plenitud y contener el hambre insaciable de Bacca. Si hay alguna duda, es en la defensa: Pedraza, lateral o interior. Su entrenador se empeña en lo primero. Su zancada y Jaume Costa piden lo segundo.
Stuani será el encargado de pasar revista a la zaga amarilla tras el accidentado debut frente a la Real. Con Portu rumbo al sur, el uruguayo tirará del carro del Girona hasta que Douglas Luiz y Doumbia carburen y, sobre todo, hasta que otro refuerzo entre de golpe por la puerta. Ya sea llegado desde Manchester o Sebastopol. Urge tanto que como si la contratación se cierra en el mismísimo descanso.