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INTERNACIONAL

Mohamed Salah, en guerra abierta con la federación egipcia

Salah se ha puesto en pie de guerra contra la Federación de su país por el manejo sus derechos de imagen y por los problemas de organización durante el Mundial de Rusia

Mohamed Salah, en guerra abierta con la federación egipcia
NIGEL RODDISEFE

El Cairo, 28 ago (EFE).- La estrella de la selección egipcia, Mohamed Salah, se ha puesto en pie de guerra contra la Federación de su país por el manejo sus derechos de imagen y por los problemas de organización durante el Mundial de Rusia, donde el jugador asegura que con la constante presencia de hinchas no pudo ni dormir.

El enfrentamiento, desatado meses antes del Mundial por una inmensa foto de Salah que decoraba un avión de EgyptAir, patrocinador de la selección, ha degenerado en un cruce de acusaciones con la Asociación Egipcia de Fútbol (EFA), que le echa en cara haber pedido un trato privilegiado.

En una rara declaración pública difundida anoche en Facebook, Salah tras dos días de dimes y diretes el delantero del Liverpool se quejó, en tono amargo, de haber sido acusado de no ser patriota.

"Dicen que Salah no es patriota. La gente sabe muy bien mi relación con ellos y con el país. Me muestran como alguien que odia la selección, pero la gente no lo cree", afirmó el jugador del Liverpool.

En el vídeo, el delantero explicó parte de sus demandas, entre ellas que los jugadores de la selección vuelen en primera clase o que la EFA ponga seguridad en los hoteles de concentración para evitar que los aficionados persigan a los jugadores hasta las habitaciones.

"La última vez en la concentración de la selección me dormí a las 6.00 de la mañana. Hay gente que sube a la habitación para tomarse fotos conmigo. No quiero esto. Son cosas sencillas que hagan que el jugador se concentre en el partido", comentó.

Salah se quejó de que no podía ni siquiera bajar al restaurante del hotel porque había demasiados hinchas esperándole para pedirle una foto.

Fue el último episodio de un rifirrafe que comenzó hace dos días, cuando Salah se quejó en Twitter de que la EFA no tenía tiempo para responderle.

El representante del jugador había enviado una carta a la EFA el pasado 23 de agosto con sus quejas, entre ellas que hasta los trabajadores de la federación le pedían autógrafos y fotografías.

En la misiva, difundida por la EFA, se exige que dos guardias de seguridad acompañen a Salah en todo momento durante las concentraciones y que la federación tome medidas para evitar que desconocidos le llamen por teléfono al hotel a horas intempestivas.

La federación respondió ayer tachando las exigencias de "exageradas" e "ilógicas", recalcando que trata a todos los jugadores "de forma igualitaria", por lo que no dará privilegios a Salah.

En su vídeo, la estrella de los faraones subrayó que no ha pedido que le dispensen "un trato especial" y aseguró que desea que todos los jugadores del equipo nacional gocen de la seguridad y de las comodidades que son comunes "en cualquier selección".

En su última misiva el agente de Salah, Ramy Abbas Issa, advirtió de que si ignoraban sus peticiones, Salah exigiría públicamente la dimisión del presidente de la Federación, Hani abu Rieda.

Además de las quejas por los problemas organizativos durante el Mundial, el agente exigió a la EFA y a sus patrocinadores que no vuelvan a usar la imagen de Salah sin permiso ni le hagan participar en eventos públicos sin su consentimiento.

En una serie de mensajes en Twitter, el agente afirmó que "sospechaba" que el asunto de los derechos de imagen iba a "explotar" justo antes del Mundial, por lo que realizó el primer contacto en noviembre de 2017 y no tuvo respuesta ni en esa ocasión ni más adelante.

Issa protestó porque Egipto trató de rentabilizar por todos los medios la popularidad de Salah e incluso puso propaganda en los trajes que usaban los futbolistas en los desplazamientos.

Durante el Mundial, la situación se tensó aún más cuando la EFA llevó a Salah a un banquete organizado por el polémico líder checheno, Ramzán Kadírov, acusado de violaciones de los derechos humanos, y que nombró a Salah "ciudadano de honor" de Chechenia, un uso político de su imagen que disgustó al jugador.