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REAL MADRID

Lopetegui: fichajes sin estrenar

No le ha dado todavía minutos oficiales a Courtois, Lunin, Odriozola y Vinicius. Tampoco a Valverde y De Tomás. Una llamada de atención al club porque espera refuerzos…

Vinicius y Lunin, dos de los fichajes, en el banquillo madridista en la Supercopa de Europa de Tallin.
Vinicius y Lunin, dos de los fichajes, en el banquillo madridista en la Supercopa de Europa de Tallin.PEPE ANDRES
ASTV

Sólo ha habido cuatro caras nuevas en el verano del Real Madrid, Lopetegui aparte, y ninguna ha tenido minutos oficiales aún con el técnico vasco. Courtois, Lunin, Odriozola y Vinicius no estuvieron en ninguno de los dos onces hasta ahora, contra el Atlético en la Supercopa de Europa y en el debut liguero frente al Getafe. Tampoco fueron uno de los siete cambios (en Tallin, al haber prórroga, pudo hacer cuatro) de Lopetegui entre ambos duelos.

Porque ha empleado a dieciséis futbolistas en esos 210 minutos oficiales y ninguno fue uno de los cuatro recién fichados, ni siquiera Courtois, empeño especial del club. Un mensaje soterrado a la entidad: tiene un once de confianza pero necesita más fondo de armario. En concreto, el nueve que complemente a Benzema (que ha jugado todos los minutos sin falta, cuando el año pasado Zidane le sustituyó en 24 ocasiones), un cuarto central de garantías y un mediocentro que pueda hacer el papel que tenía Kovacic. Ésas son sus preferencias. La prueba es que tampoco ha optado por dos futbolistas que empezaron la pretemporada para que pudieran ser evaluados de cara a unirse a la primera plantilla. Valverde, la carta que le ofrece el club para ese mediocentro que le gustaría recibir, y De Tomás, un nueve puro que tendrá que irse cedido. Ninguno entró en la lista ante el Getafe.

Lopetegui mantiene su posición de no presionar públicamente (“Fichar no está en nuestras manos, ganar sí”, dijo el sábado) pero cada vez queda menos arena en el reloj y la entidad sigue reacia a explorar el mercado. También a su sugerencia de incorporar a Rodrigo. El 2-0 al Getafe fue un calmante a la ansiedad que pudo crear la derrota en Tallin, pero no consuela a una afición que sí reclama fichajes.