El organigrama técnico rojiblanco ha buscado una fórmula con el Elche para recuperar al joven portero cedido ante la marcha de Kepa y la lesión de Herrerín.
La maldición de los porteros del Athletic provoca movimientos inesperados a menos de una semana para arrancar la Liga ante el Leganés. La ecuación se ha roto a pedazos. De cuatro metas que empezaron el stage con Berizzo se ha pasado ahora mismo a uno. Tras la cesión de Unai Simón al Elche vino la espantada de Kepa Arrizabalaga al Chelsea por 80 millones, y después la lesión en el bíceps braquial del antebrazo izquierdo de Iago Herrerín en un entrenamiento en Lezama, que le puede tener apartado de los terrenos de juego unos dos meses más. Con este panorama y con solo Álex Remiro como portero del primer equipo, se recupera al cedido Simón para aliviar la situación ante posibles eventualidades. A Alemania Berizzo se llevó a los dos arqueros del filial, Hodei Oleaga y Unai Etxebarria.
Un caso que ya se repitiera hace dos años cuando se captó a Remiro de su préstamo en el Levante, previa compensación económica ya que no estaba recogida en el contrato. En ese momento acuciaba la lesión de Iraizoz y que solo se quedaba Arrizabalaga bajo palos. El Levante fichó a Oier Olazabal del Granada y Remiro pudo salir de Valencia, aunque finalmente no jugara en San Mamés. Unai Simón vendrá además a competir, no a hacer bulto. El Athletic incluso ha pensado en fichar otro portero, pero Simón es el deseado por el cuerpo técnico y por ello han insistido en su vuelta.
Hay que compensar al Elche económicamente para que el internacional Sub 21 regrese a Bilbao ya, mientras que el Elche busca portero ya que se quedan con un solo portero (José Juan Figueras) en su estructura recién ascendido a Segunda División y lógicamente necesita otro más para encarar la Liga. El Leganés está a la vuelta de la esquina y el Elche se sumerge antes en la competición. Los porteros vuelven a la palestra, en un tema que ya llueve sobre mojado en el Athletic.
