Bien Lemar, Gelson a ratos
Jugaron 45' en su estreno con el Atleti ante el Stuttgart. Mejor el francés, una bala. El gol, eso sí, fue de cantera, Joaquín. Empataba el 1-0 que Didavi hizo de penalti. Thommy falló otro.
Se coló pronto Lemar en el partido como un soplo de aire entre la ola de calor, para espantarle el sopor a la tarde de agosto en la que el Stuttgart celebraba años y Simeone siguió ajustando piezas en un equipo que suena bien, que ilusiona. Ayer, sin delanteros, Vietto en Madrid, Gameiro tocado, tiró de inventiva para aprovechar la polivalencia que los nuevos traen a su armario: Lemar y Gelson, dos extremos que debutaban convertidos en delanteros centro con Correa cerca. A veces en la derecha, a veces de enganche, como si fuera Griezmann, como si Simeone también pensara en otras cosas, más allá de la banda, para él en la temporada.
Volvían Koke y Saúl, pero Lemar se pedía todos los focos. Baumgartl aún está persiguiendo su sombra en esa jugada del 9’, primera ocasión del Atleti. Le dribló, le engañó y se escapó, luciendo zancada. Después se frotó la bota y se sacó un pase que sólo él veía, para Koke. Lo estropeó Correa, como tantos otros buenos ataques de la primera parte. A cambio dejaría una maravilla de autopase de los que valen una entrada. Para compensar, si eso.
De su bota surgió el pase que terminó con un balón en el poste de Lemar. El fichaje más caro de la historia del Atleti tenía ganas de mostrar que lo vale. Tiene carrera, regate y desborde. Es jugón. Éste fue su momento, después le apagaría Gelson, que también quería foco en el debut. Por sus movimientos sin balón, todo presión, pero, sobre todo, por su arrancada y velocidad. El Cholo le pedía verticalidad cuando se acercaba a la banda, a beber agua. Jugaba fuera de sitio y, a veces, parecía isla, a veces se precipitaba, pero dejó detalles, apunta tremendo: el caos es el reino de los genios.
Si en el Stuttgart todo el peligro pasaba por las botas de Mario Gómez y Maffeo, Saúl y Koke mezclaban perfectos con ese reloj que es Rodrigo. Sobre todo el último, crecido con la C al brazo. Trenzaba el Atleti jugadas largas, de control y posesión aunque sin terminar de incomodar. En una, Koke dejó pasar el balón entre las piernas y descolocó al Stuttgart pero también a Saúl, que no esperaba ese pase, que no entendió. La maravilla acabó con un chut de Olabe alto. Daba igual: lo de Koke también vale entradas. Estuvo brillante. Saúl pisará más área en el Atleti que viene, parece.
Jugaron cuarenta y cinco minutos, como Gelson, como Lemar. Tras el descanso Simeone los sentó, se acababan las pruebas por el día, resultado notable, a pesar de que le faltara gol, y dio paso a la cantera (Mollejo, Borja). El brazalete de capitán se lo quedó Correa, que quiso celebrarlo con eso que tan bien le sale: giro y disparo desde fuera del área. Casi sorprende a Zieler. Todo siguió 0-0 hasta que Montero sacó la pierna en el área y le hizo a Didavi, desde el suelo, un penalti tonto, de inexperto. Marcó el propio Didavi. Joaquín lo arreglaba dos minutos después, con un golazo. Por si a Simeone se le había olvidado que tiene cantera y que este verano los goles son suyos.
Quince minutos después, Puñal, en un dèjá vu, rebanó un balón y Sosa se dejó caer. Penalti. Thommy lo estrelló en el travesaño. Quedaría el marcador fijo en ese 1-1, los dos equipos distorsionados por los cambios, y esa sensación: que a partir de ahora Simeone tiene dos balas en su cartera. Gelson, Lemar. Ese soplo de aire en medio de esta tarde de agosto de calor, también en Alemania.