Guantes vizcaínos en Malasia
Orkatz Martín (Berango) inició una increíble aventura en el Johor malasio como preparador de porteros y ha conquistado el título de liga en la otra punta del mapa. “Siempre había querido salir, pero si no eres profesional tienes pocas opciones”
El fútbol ha derribado todas las fronteras. A estas alturas a nadie extraña ver a un japonés (Inui) triunfando estos años en la pequeña Eibar o a españoles por países recónditos. Es el caso de Orkatz Martín, nacido en la localidad vizcaína de Berango hace 35 años. Un buen día, hace casi seis meses, decidió hacer el petate e irse nada menos que a Malasia, a 13.000 kilómetros. Es el actual entrenador de porteros del Johor en toda su pirámide de equipos, un club que se acaba de proclamar, por quinto año consecutivo, campeón de la liga de aquel lejano país. Rompió con todo tras comenzar su andadura en la escuela de porteros de la Fundación Athletic creada por el difunto Ángel Nogales y, máster en mano, pasar por el Sestao River, Athletic Femenino, Amorebieta y Getxo.
En el Johor Darul Takzim ha hecho patria con los Insa, Natxo y Kiko, que se han sacado el pasaporte malasio porque tienen una abuela de aquel país. Durante sus 10 años en el fútbol español, Natxo tan solo pudo celebrar el ascenso a Primera logrado con el Levante poco antes de firmar su marcha a Malasia. También forma parte de la piña española Jorge Álvarez, un preparador físico nacido en Asturias. Y a veces se encuentran con compatriotas repartidos por otros equipos, como Rufino Segovia y Alfonso de la Cruz, del Selangor. ¿Y cómo se le ocurrió a Orkatz esta locura? Pues un poco le vino dado. “Siempre había querido salir, pero si no eres profesional tienes pocas opciones; en Segunda B un preparador de porteros no puede vivir del fútbol y en un Segunda normal vas bien si ganas mil euros… la ilusión de tu vida siendo de Bizkaia es trabajar en Lezama pero solo si estás en el primer equipo o el filial puedes ganarte la vida”, arranca. No se olvida del ejemplo de Jon Pascua, actualmente en el Betis: el ejemplo de su aventura entrenando a porteros en Filipinas y Sudáfrica, le animó.
A través de gente muy conocida como Juan Luis Fuentes y Luis Llopis y con la intermediación del exjugador y actual técnico Martín Posse, a Orkatz le llegó una propuesta del Johor. “Me mandaron los billetes hacia allá y en cuatro días tenía que coger un vuelo que me cambiaba la vida”, rememora. Lo tenía claro y personalmente no le rompía ningún esquema, ya que podía coger seis años de excedencia en su trabajo como profesor y su mujer podría hacer lo propio más adelante si todo iban bien.
Así que aterrizó en Johor, el estado más meridional del sector peninsular de Malasia. “Me quedé impresionado con el club”, destaca. El príncipe del sultanato en el que está enclavado el equipo se hizo cargo del equipo en 2014 y lo ha lanzado a la galaxia con sus delirios de grandeza en un país en el que el fútbol apenas tiene más registros que participaciones en Copas de Asia. De hecho, tienen un estadio para 20.000 espectadores y se ha encaprichado con otro mayor, así que trata de tener a punto, con trabajos mañana y noche, otro para 40.000 de cara a la Champions asiática. El Johor es un asiduo a la Europa League de aquel continente y la clasificación para la Champions ha desatado la euforia. Normalmente siempre les tocaban previas, que no superaban ante el potencial de los representantes de Tailandia, Japón y China. El JDT tiene dos buenos campos de hierba natural y otro cubierto para fútbol once, más “dos gimnasios espectaculares” con todas las máquinas nuevas, unas instalaciones que para Orkatz “quitan el hipo”.
El equipo está dirigido por el argentino Raúl Longhi, conocido en España por su paso por el Espanyol, que colecciona cuatro Superligas, la Copa de Malasia, la Copa FA, la Charity Shield de ese país, la Supercopa y la Copa AFC de Asia. Tuvo como segundo un año al exinternacional Víctor Muñoz, que hace tiempo emprendió la carrera por los banquillos. El Johor cuenta con un brasileño y dos argentinos, que forman los tres extranjeros de fuera de Asia autorizados. Los Insa, un canadiense con pasaporte malayo y otro argentino con visado iraní completan la delegación foránea. Porque la liga autoriza, al margen de los tres extranjeros, otro forastero con pasaporte asiático. “Con los malayos hablamos en inglés, pero en total estamos unas 10 personas que nos manejamos en castellano y eso lo hace todo más fácil”, agrega Martín. Las temperaturas son llevaderas, sobre 29 grados por la tarde, aunque la humedad a veces aplasta. “A veces se hace complicado comprender cómo aguantan en el ramadán, sin comer hasta las siete, entrenando a las diez”, concluye un Orkatz que firmó dos años y aunque en ocasiones extraña su tierra se desenvuelve muy bien en un país cercano al lujoso Singapur: “En cuestión de alimentación, todo lo que hay allí lo tengo aquí, en los supermercados hay de todo, aunque es caro”. Sus guantes con acento vizcaíno son apreciados en un zona tan próxima a las antípodas.