El fútbol elige rey en Moscú: potencia contra resistencia
Una Francia robusta y una Croacia heroica se juegan el Mundial. Los croatas han jugado 90 minutos más. Perisic, tocado, es duda hoy.
Un estudio repleto de optimismo de la compañía de seguros financieros Euler Hermes asegura que un triunfo de Francia en el Mundial elevará en cinco puntos el índice de confianza de los franceses, lo que conducirá irremediablemente a una subida de dos décimas en el consumo y de una en el PIB. 2.000 millones de euros de riqueza extra, en suma, en manos de Griezmann y Mbappé. Una cifra que dobla el precio de mercado de la selección francesa, la más valiosa del torneo.
En Croacia, país catorce veces inferior en población, no consta ese estudio de mercado (sí otro eufórico de las industrias cerveceras, que ya han ganado el Mundial), quizá porque hace un mes se consideraba un trabajo inútil. “Mirando nuestra infraestructura, somos un milagro”, aseguró el seleccionador Zlatko Dalic, otro milagro. Desconocido para el gran público, tomó el equipo nacional dos días antes del último partido de clasificación, con la soga al cuello. Ganó a Ucrania, también a Grecia en la repesca y así, de triunfo en triunfo y de prórroga en prórroga, hasta esta final de Moscú. Puede ser el primer título de un país con sólo 26 años de historia o el segundo de Francia, que lo ganó en casa en 1998.
El vencedor rendirá tributo al fútbol como juego colectivo (sigue el partido en directo en As.com). Ninguno de los tres del último podio del Balón de Oro (Cristiano, Messi y Neymar) han pasado de cuartos. Y Modric o Griezmann, los grandes aspirantes, han empapado de sudor sus méritos. Nadie ha corrido más que el croata en el torneo (63 kms.) y sólo N’Golo Kanté lo hizo más que Griezmann en el Francia-Bélgica. También coinciden en la reincidencia en sus onces. Porque aunque una y otra han utilizado 21 jugadores, rotaron muy poco de salida. Deschamps comenzó con Dembelé y Tolisso, pero recurrió pronto a dos jugadores más musculados, Giroud y Matuidi. Y con ellos ha llegado hasta el final, pese a que el ariete no ha marcado en el torneo. Suplente durante casi toda la temporada en Arsenal y Chelsea, es el fontanero de Griezmann y Mbappé. Dalic está en las mismas. En su once entra Kramaric cuando da un paso hacia adelante y Brozovic (fondista récord del torneo con sus 17 kilómetros ante Inglaterra) cuando conviene retroceder. Hoy, sin ir más lejos. El resto es innegociable.
El carácter de los entrenadores ha forjado la dureza de uno y otro grupo. Como si no fuera un recién llegado, Dalic mandó a casa a Kalinic, 42 veces internacional, por negarse a jugar los últimos cinco minutos ante Nigeria. Deschamps dejó fuera a Benzema, Rabiot o Payet, en contra de la opinión general, y tiene fama de controlarlo todo, hasta cómo el cocinero de la selección, Xavier Roseau, prepara una pasta traída desde Francia. Se ha propuesto ser el tercer hombre en ganar un Mundial como jugador y entrenador (Zagallo y Beckenbauer son los otros dos) sin salirse de su guión, que no excluye las purgas: sólo han sobrevivido seis del pasado Mundial y nueve desde la Eurocopa.
Veteranía frente a juventud
Croacia llega a la cita con un partido más, repartido en tres prórrogas agónicas y dos tandas de penaltis. Un máster en estrés y en fatiga. Más teniendo en cuenta que la edad media de su selección es dos años superior a la de Francia y que el macizo del equipo supera la treintena: Subasic (33), Rakitic (30), Modric (32) y Mandzukic (32). Francia, en cambio, dispone de quince futbolistas de menos de 26 años, muchos con físico de decatleta.
Será, pues, la potencia contra la resistencia. Francia no necesita la pelota. En tres de los seis partidos ha sido inferior en posesión y se sujeta al campo con el rombo Lloris, Umtiti, Varane, Kanté. Pedernal. Los dos centrales, compañeros desde la Sub-19, le ayudan en las dos áreas. El resultado es magnífico. A Lloris le han tirado únicamente once veces en seis partidos. Una sobriedad extrema muy criticada extramuros. ”Nunca quise jugadores que pensaran primero en defender, pero me toca procurar que el equipo defienda”, argumenta Deschamps.
Frente a la fuerza, Croacia opone la maña y el heroismo hasta el martirio. Sólo así, desde el puesto 20 del ránking FIFA, ha llegado viva hasta aquí. Disfruta más del juego de combinación, inspirado por Modric y Rakitic, y apenas arriesga. Todos sus jugadores, menos Rebic, tienen un porcentaje de acierto en el pase superior al 70%. Y sólo ha encajado 5 goles. Todos hacen de todo. Mandzukic es su primer defensor y Perisic, única duda del partido por unas molestias físicas, el cuarto jugador que más ha tirado a puerta. “Nos han subestimado”, se queja Dalic mirando hacia adentro. Ese ninguneo es el combustible de su equipo.
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