En el Espanyol apenas dan crédito a lo sucedido este fin de semana con el 'affaire' Borja Iglesias. Iniciaban el sábado en el club perico convencidos de que solo era cuestión de horas que la operación se cerrase, pero a media tarde todo se torcía y el delantero se alejaba más que nunca. Una montaña rusa que este domingo ha vuelto al punto donde estaba día y medio atrás: Borja Iglesias se encuentra cerca de vestir la camiseta blanquiazul.
El guionista de estos giros disparatados ha sido el Celta, club con el que el atacante tiene contrato en vigor hasta 2019. Cuando ya se habían acordado todas las condiciones del traspaso, diez millones de euros a abonar en cuatro plazos anuales de 2,5 cada uno, el club vigués se descolgó exigiendo al Espanyol unas garantías de pago excepcionales que, apuntan fuentes cercanas a las negociaciones, estaban fuera de lo que se pacta habitualmente en el mundo del fútbol, y menos aún con un club saneado. Tras su intento frustrado de forzar la máquina, el Celta volvió prácticamente a la casilla de salida, y este domingo se retomaban las conversaciones para encauzar la operación, que podrían experimentar leves variaciones, como los plazos de pago.
Si no se producen nuevos giros de guion, Borja Iglesias puede convertirse en jugador del Espanyol a inicios de semana, sin descartar el lunes, con la finalidad de que se incorpore ya de entrada a la estadía que el equipo de Joan Francesc Ferrer 'Rubi' emprenderá el miércoles en Olot. La palabra del delantero ha sido determinante para que la operación, lejos de echarse al traste, siguiera adelante.
