Japón es una fiesta: a octavos por un gol de Mina y las tarjetas
La selección nipona perdió ante la eliminada Polonia, estuvo 15' fuera del Mundial, pero el tanto del central del Barça y el menor número de tarjetas con respecto a Senegal le clasifica.
Japón es una fiesta. Se consumó la mitad de las sorpresas en el grupo H y la selección japonesa se mete en octavos, por cuarta vez en su historia (es la número 61 del ránking FIFA, el más bajo de todas las que estarán en el siguiente nivel). Perdió ante la eliminada Polonia, estuvo 15 minutos fuera del Mundial, pero un gol de Colombia, de Yerry Mina, y sus cuatro tarjetas amarillas por las seis de Senegal (con la que estaba empatada a todo lo demás) dio el billete a los samuráis azules, en un partido entretenido y que acabó rozando el esperpento.
Sorprendió Nishino en la alineación de Japón: arriesgó con seis cambios, más de medio equipo, con respecto al que empezó ante Senegal. Sólo dos estaban medio justificados: Inui, el gestor de la creación del fútbol de la selección nipona, y Hasebe, el faro en el mediocentro, tenían una amarilla y otra les dejaba fuera de los octavos. Nawalka, para el partido de despedida, también rotó, incluso al portero. Poco se notaron los cambios, para bien y para mal. Japón siguió practicando su fútbol-control e incluso tuvo más presencia en ataque, con los dos delanteros Muto y Okazaki. Y Polonia, en arreones de orgullo, intimidó, pero sin continuidad. Cómo se notaba que les faltaba la tensión de competir por algo serio, más allá de lo sentimental. Aunque la selección polaca fue la que tuvo la mejor ocasión de la primera parte: en el 32', un remate de cabeza espléndido de Grosicki hizo volar, literalmente, a Kawashima, que con los dedos rozó el balón para que no entrara totalmente en la portería (lo confirmó la tecnología de gol), tocó en el palo y se alejó, para frustración de Nawalka, Lewandowski y compañía, que se echaban las manos a la cabeza.
El empate valía a Japón para estar en octavos (el Senegal-Colombia también marchaba 0-0). El partido ganó en entretenimiento, pero la tensión se elevó cuando Bednarek, en el 59', adelantaba a Polonia. Japón estaba fuera. Quedaba media hora y Japón necesitaba un gol para meterse en octavos. Había que ver la carita de Nishino en el banquillo. Reaccionó a los cinco minutos y tiró de Inui. Había Nervios en Japón, Polonia se creció. Pero llegó la buena noticia desde el Samara Arena. El barcelonista Yerry Mina marcaba para Colombia. Japón estaba dentro otra vez. El haber visto hasta ese momento menos tarjetas amarillas que Senegal (con la que estaba igualada a todo lo demás) la metía entre los 16 mejores del campeonato. Se enteraron los jugadores japoneses en el césped y el partido entró en letargo poco a poco. Era curioso ver pasarse el balón, como en un rondo, a los defensas de Japón y los jugadores polacos esperando impertérritos.
Murió el partido, que se convirtió en un esperpento, con los futbolistas japoneses mirando al banquillo a la espera de noticias del Senegal-Colombia, que acabó 0-1. Japón había perdido, pero festejó el pase sin remilgos. Polonia cumplió con no irse de vuelta sin haber ganado, pero no puede escapar al hecho de que ha fracasado, con su líder Lewandowski a la cabeza, de nuevo en un Mundial.
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