Tite pierde el crédito que tenía antes del Mundial

Su trabajo ya no tiene el respaldo unánime con el que llegó. La autoridad del técnico al frente de Brasil empieza a cuestionarse.

MoscúActualizado a 26 de junio de 2018 06:19 CEST

PAULO WHITAKERREUTERS

Brasil se enfrentará mañana a Serbia en un partido de vida o muerte con su seleccionador cada vez más cuestionado. Desde que Tite asumió el mando de la selección, hace dos años, el entrenador disfrutaba del apoyo nacional. El técnico ya había llegado con crédito al puesto, alabado por la prensa y afición para rescatar el orgullo perdido tras el 1-7 ante los alemanes en 2014 y que vivía una crisis sin precedentes. Había caído eliminada en la fase de grupos de la Copa América y figuraba fuera de la zona de clasificación para el Mundial.

Tite llegó y, con el toque de Midas, transformó la canarinha en una fuerza imparable en Sudamérica, que terminó invicta el resto de la clasificación y saltó de la sexta a la cabeza de la tabla. Fue la primera selección clasificada para el Rusia 2018.

Todo parecía perfecto en estos dos años. Pero bastaron dos actuaciones poco convincentes en el Mundial para acabar con la luna de miel. Las críticas al trabajo de Tite comienzan a surgir por parte de la prensa. Se le cuestiona su política de rotación de capitanes, la apuesta arriesgada que hizo por demasiados jugadores que se recuperaban de lesión, la gestión del equilibrio emocional de su mayor estrella, Neymar, y hasta la intensidad de la carga de entrenamientos, que el entorno de algunos jugadores sugieren haber sido la causa de las lesiones de Fred, Danilo, Renato Augusto y Douglas Costa en las últimas semanas.

Uol publicó ayer que existe desacuerdo dentro de la comisión técnica sobre la intensidad de los entrenamientos, a la vez que la mujer de Douglas Costa sugirió en una entevista al diario Extra que el jugador de la Juventus le había comentado que la sobrecarga podría ser la causa de su baja. Lejos de ser considerada una crisis, las noticias negativas salpican al inmaculado vestuario de Tite en un momento decisivo. Donde una derrota ante Serbia podría significar el peor resultado de la historia de Brasil en Mundiales.