Ya sucedió hace 28 años: un sorteo condicionó el Mundial
Con varias posibilidades de empate a todo en la última jornada, repasamos lo sucedido en Italia 1990: el azar marcó el destino de Irlanda y Países Bajos.
A unas horas de arrancar la última jornada de la primera fase del Mundial, existe un runrún en las calles, más motivado por el morbo que por las posibilidades reales de que suceda. Y es que el último criterio de desempate entre dos selecciones no es otro que el sorteo. Sorteo puro y duro.
Mismamente, el destino de España y Portugal puede estar marcado por la fortuna. Aún con más casos posibles, otro realmente probable es el de Inglaterra y Bélgica por el liderato del Grupo G. Pero, ¿es la primera vez que se decide el futuro de una selección por cuestión de azar?
En el Mundial de Italia en 1990, un simple y llano sorteo llevó a una selección a hacer historia y a otra a caer eliminada en el primer cruce ante la que sería futura campeona. Hablamos de Irlanda y Países Bajos, en el Grupo F.
En aquella época, la Copa del Mundo se dividía en seis grupos de cuatro equipos: los dos primeros y los cuatro mejores terceros pasaban a octavos. Como en la actualidad, el primer criterio de desempate era el 'goal average'; el segundo, los goles marcados; el tercero, el enfrentamiento directo; y, el cuarto, el completo azar. Sí, el 'fair play' no entraba en juego.
El lanzamiento de moneda (como se denomina popularmente al sorteo) no marcó, en este caso, quién se quedaba y quién se marchaba para casa, pero pudo hacerlo. El Grupo F, falto de todo lo relacionado con festival de fútbol ofensivo, cerró cinco de sus seis partidos con empate, con una única victoria de Inglaterra (líder final) ante Egipto.
La segunda posición, tras tres jornadas, era compartida por Irlanda y los Países Bajos. Ambas sumaban tres puntos, tres empates, igualaron a uno su enfrentamiento directo (Gullit marcó para los holandeses en el 10'; Quinn para los irlandeses en el 71') y habían marcado y recibido dos goles.
No quedaba otra: azar. Por suerte para Países Bajos, el infortunio marcado por plena probabilidad no supuso su despedida de la Copa del Mundo. El fútbol demostrado en la primera fase le valió para ser la tercera mejor tercera y, por tanto, sacar un billete para la siguiente fase.
Pero lo que el azar da, la FIFA 'te lo quita'. Previo a la inauguración del Mundial, el máximo estamento futbolístico elaboró una tabla que definía cuáles serían los cruces en todos los supuestos posibles en función de los cuatro mejores terceros. Países Bajos se tuvo que ver las caras con el líder del exigente Grupo D: Alemania Federal.
Entrenados por Leo Beenhaker; Van Basten, Rijkaard, Gullit, Koeman y compañía midieron fuerzas con una colosa del fútbol mundial, que contaba en sus filas con hombres como Bodo Illgner, Andreas Brehme o Löthar Mätthaus.
Aquel partido se decidió gracias a los tantos del mencionado Brehme y Klinsmann, pero Holanda no perdió la esperanza hasta el último segundo y recortó diferencias con un gol de Koeman de penalti.
Eliminados en octavos, los holandeses pudieron presumir de haberle plantado cara a la que sería, unas semanas después, campeona del mundo. Además, una vez finalizado dicho Mundial, las dos Alemanias se unieron, siendo pues la última participación de Alemania Federal en un torneo internacional.
Diferente suerte corrió la selección de Irlanda. No solo en los dados, donde salió victoriosa en detrimento de los Países Bajos, sino también en los octavos de final. El conjunto irlandés empató a cero ante Rumanía y se impuso por 5-4 en la tanda de penaltis. Era su primera participación mundialista, y quién sabe si por azar o por su férreo y sólido fútbol, se alcanzó los cuartos de final. Un debut soñado, desde luego.
Ya en cuartos, Irlanda cedió ante Italia por 0-1. Baresi, Paolo Maldini o Roberto Baggio fueron demasiado para un debutante, que regresó vestido de héroe y aclamado ante la gesta lograda. Como curiosidad, Roberto Mancini y Ancelotti también formaban parte de aquella convocatoria 'azurra'.
La España de los Sanchís, Martín Vázquez, Butragueño, Zubizarreta y compañía arrancó de la mejor manera posible. Con cinco puntos, clasificó como primera del Grupo E. Sin embargo, el cruce fue cruel: cara a cara con Yugoslavia. La Selección peleó hasta el final y forzó la prórroga con un gol de Salinas en el 83'. En el tiempo extra, Stojkovic sentenció al equipo nacional.