Canción de hielo y fuego
Islandia y Nigeria están obligadas a ir a por todas. Gislason, el ‘Beckham de Reikiavik’, arrasa en las redes sociales y esta tarde será titular.
Pocos partidos del Mundial ofrecerán un contraste mayor de estilos que éste. La Islandia del ‘Hú!’ vikingo y la impermeabilidad que desesperó a Messi (1-1) encara la espontaneidad anárquica de la Nigeria que sufrió el colmillo retorcido de Croacia (2-0). Formas de ser y de entender el juego que tendrán que amoldarse a la actualidad: el partido de hoy es la llave de sus opciones de pasar a octavos. Están obligados a ir a por todas (sigue el encuentro en directo en As.com).
Bien es cierto que el agua está bastante más cerca del cuello de los nigerianos. Por eso el alemán Gernot Rohr revolucionará el once en busca de una reacción. Entran Echiejile, Onazi y Simi Nwanko, de una tacada. Con Musa a medio despiste de Ighalo de quitarle el puesto como nueve.
Islandia jugará con apremio, pero menos. Por cuajo (su once titular tiene 31 años de media) y por ese punto que le arañó a la albiceleste que vale un potosí. Además, su cerebro sigue funcionando. Gylfi Sigurdsson es, en términos baloncestísticos, el playmaker islandés, pero llegó al Mundial en una pelea contrarreloj con una lesión y aún así aguantó los 90 minutos del asedio argentino. “Está al cien por cien”, asegura Hallgrimssson.
Pero más atención, quizá extradeportiva, levantará Rurik Gislason. Hoy se confirmará como el campeón de las redes sociales. El extremo sólo jugó 27 minutos contra Argentina, pero en cuanto las cámaras captaron su belleza norteña, incendió las redes. Candidato al Parlamento islandés en 2016, este Beckham de Reikiavik pasó de tener 30.000 seguidores en Instagram antes del torneo (juega en el Sandhausen de Bundesliga 2) a los 715.000 de hoy. Y será titular, por el tocado Gudmundsson. Va a por el millón.
Islandia lo tiene mejor, pero las Super Águilas nigerianas seguramente bailaron anoche delante del televisor. La debacle de Argentina les abre una ventana a ser segundos con la que no contaban. Una llamarada de esperanza. Esta canción de hielo y fuego parece Juego de Tronos, pero no, esto es el Mundial.