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MÉXICO

México pide disculpas a Osorio y recupera su amor por el Tri

Miles de personas salieron a las calles de México a celebrar la victoria ante Alemania. La gente confía en lo que pueda hacer su selección.

Actualizado a
Las calles de Monterrey, Guadalajara, Ciudad de México y Puebla se inundaron de aficionados luciendo los colores de la selección mexicana.
REUTERS

México fue una fiesta. Corrió el confeti, la espuma, el tequila, ondearon las banderas Tricolores y resonó el ‘Cielito Lindo’ desde Tijuana hasta Tapachula, pasando por Monterrey, Guadalajara, Puebla y la Ciudad de México. El triunfo más notable del Tri en 16 Mundiales, un insospechado regalo del Día del Padre, hizo vibrar a un país inmerso en la fase definitiva de las elecciones presidenciales más divisorias de su historia y que consagra a su selección como un símbolo nacional.

“Ay, ay, ay, ay, canta y no llores. Porque cantando se alegran, Cielito Lindo, los corazones’. Fue el canto que conquistó Moscú y se multiplicó por millones en México. En el Ángel de la Independencia, el símil mexicano de la Fuente de Cibeles, el corazón de la alegría del país y centro neurálgico de los festejos multitudinarios, se citaron 20.000 aficionados, según los informes de la Secretaría de Seguridad Pública.

Los cánticos pasaron todo el repertorio; desde ‘México lindo y querido’ hasta los inéditos vítores a Juan Carlos Osorio. El festejo conformó un mosaico variopinto: familias enteras, bandas de motociclistas, extranjeros (colombianos, estadounidenses, españoles) y hasta una declaración de matrimonio. ‘El Ángel’ lució sus mejores galas. La fiesta terminó en torno a las 17:00 horas, cuando la policía irrumpió ante las denuncias de consumo de alcohol en la vía pública. Después de un par de rifirrafes, los agentes arrestaron a tres personas por daños en propiedad ajena y otras nueve sufrieron heridas leves. En el resto de la ciudad, el alboroto de las bocinas de los coches no amainó hasta la noche.

Orgullo. La capital del país amaneció con las banderas del águila y la serpiente colgadas de los balcones y el tránsito extrañamente fluido pese al lunes; en la Ciudad de México, las calles descongestionadas son una rareza. Lo es, también, el desfile de camisetas verdes por las avenidas a lo largo del proceso de Juan Carlos Osorio, bajo escarnio público desde el 7-0 sufrido contra Chile en la Copa América Centenario. El 2 de junio, el Tri fue despedido con pitos por el público del Estadio Azteca tras una victoria 1-0 sobre Escocia. El ánimo social ha cambiado, casi de la noche a la mañana. Los diarios dan cuenta de ello. Récord tituló “Cambia nuestra historia”, Cancha se rindió al equipo al llamarlos “Héroes” y La Afición mostró una fotografía de Osorio acompañada del encabezado “Pídeme perdón”. El debate nacional se divide en las disculpas al técnico y las negociaciones por mantenerlo en el cargo después de Rusia.

“Jugamos por el amor a ganar y no por el temor a perder”, declaró Osorio en la víspera de la histórica conquista ante Alemania. Después, soltó la frase que, quizá, ha marcado su gestión: “Comparto el triunfo a todos los que han creído, y a los que no, seguiremos trabajando y mejorando para algún día convencerlos”. El mensaje del colombiano caló en la opinión pública, que ha pedido a los candidatos presidenciales replicar la intención democrática en lugar de utilizar la victoria como propaganda. En un país profundamente dividido, y usualmente desconfiado, triunfó el fútbol. México ha vuelto a amar al Tri.