El ruso-ucraniano Oleg Salenko aseguró a Efe que su récord histórico de cinco goles en un partido mundialista no lo romperá ninguna gran estrella como Cristiano Ronaldo o Luis Suárez, sino su hijo, que juega en las secciones inferiores del Dinamo Kiev. "Cuando me preguntan, siempre digo que mi récord lo romperá mi hijo, Roma, que tiene ahora 13 años y entrena con el Dinamo" , comentó entre risas. Salenko, que militó en el Logroñés y en el Valencia (1992-95), considera que el fútbol ha cambiado mucho desde que él le marcara cinco goles a Camerún en el tercer partido de la primera fase del Mundial de EEUU 1994. "Mi proeza está en el Libro Guinness, pero los récords están para romperlos. El problema es que ahora los equipos marcan dos goles y se dedican a amarrar el resultado. Antes, cuando marcábamos corríamos como locos a por más", señaló. Recuerda que en el Mundial de 1994 los rusos habían tenido muchos conflictos internos con el seleccionador nacional, a lo que se sumó que fueron a parar al grupo de Brasil, a la postre campeón, y Suecia, semifinalista. "Perdimos con el primer y tercer clasificado del Mundial, aunque contra los suecos pudimos ganar. Por eso llegamos a la última jornada con la necesidad de marcar más de cinco goles para pasar", dijo. El problema es que, según sus sospechas, brasileños y suecos "pactaron el empate" (1-1) , lo que impidió que los rusos pudieran progresar hasta los octavos de final. "Teníamos que ganar por goleada, así que cada vez que marcábamos, íbamos a por otro gol. Entonces no entendí que acababa de hacer algo importante, pero ahora que ya estoy retirado entiendo que fue un día histórico", señaló. Salenko, que no disputaría más Mundiales en su carrera, asegura que la noche anterior al partido soñó con marcar varios goles contra los cameruneses. "Lo que no sabía es cuántos. La gente no lo sabe, pero yo había marcado cinco goles más de una vez a lo largo de mi carrera en Kiev y San Petersburgo, aunque en ligas menores" , indicó. De ese Mundial guarda muchas anécdotas, aunque la mejor de todas es cuando se cambió la camiseta con Romario, que marcó el primer gol del partido a la media hora a pase de Bebeto. "Me dio la camiseta y estaba completamente seca. ¡Jugamos a 41 grados de temperatura! Al parecer, no había corrido mucho. ¡Increíble!", señaló incrédulo. De los delanteros actuales se inclina por el uruguayo Luis Suárez y el egipcio Mohamed Salah, ya que "Cristiano no es un auténtico delantero y cubre otras partes del campo, además del área". Puede ser que no ocurra en este Mundial ni en el de Catar, pero cuando haya 48 equipos en 2026 es probable que algún jugador pueda endosarle cinco goles a un flojo rival en la primera fase del torneo.
Descarta que el Mundial de Rusia vaya a producir sorpresas, ya que "todo el mundo se conoce muy bien". Salenko no ve a España entre los favoritos y cree que los "grandes pretendientes" a la victoria son, por ese orden, Alemania y Francia.
"España tuvo su época dorada, pero ahora ya están mayores. Iniesta acaba de irse del Barcelona. Necesitan sacar una nueva generación", dijo. No sabe cuál será el si Neymar llegará en forma al Mundial y tampoco tiene claro el nivel de la Argentina de Messi, pero cree que ya es hora de que un equipo latinoamericano vuelva a ganar en Europa". Recuerda que llegó a España de casualidad, ya que tenía un contrato firmado ya con el Tottenham, pero como aún no había sido internacional absoluto los ingleses se echaron atrás, por las dificultades en obtener el permiso de trabajo, y acabó fichando por el Logroñés. "Ni siquiera sabía donde estaba Logroño. Firmé por tres años, pero dos meses antes del Mundial 94 ya había fichado por el Valencia", comentó Salenko, que con el Logroñés marcó un hat-trick contra el Athletic de Bilbao. Le fichó el holandés Guus Hiddink, pero éste se marchó del club valencianista al acabar el Mundial para dirigir a la selección holandesa.
Su relación con el brasileño Carlos Alberto Parreira nunca fue fluida y, aunque llegó a jugar 25 partidos en los que marcó 7 goles, las lesiones le impidieron consolidarse en su nuevo equipo y le hicieron perderse la final de Copa del Rey ante el Deportivo. "Me lesioné en el menisco con el Barcelona", asegura Salenko , que intentó en los años siguientes alargar su carrera en Escocia, Turquía, otra vez España y Polonia. Intentó llegar al Mundial de 2002, pero sus rodillas se lo impidieron y ese mismo año colgó las botas. Ha seguido de cerca al Valencia de Marcelino y se alegra mucho de que se haya clasificado para la Liga de Campeones después de tantos años. "Tienen un buen equipo. Una pena que sufrieran un bache mediada la temporada. Será interesante verlos en la Champions. Tienen una buena escuela de fútbol. Ahora hay que solucionar los problemas financieros", señaló. Cree que si el Atlético logró salir del hoyo de la segunda división y convertirse en uno de los mejores equipos europeos, el Valencia también puede hacerlo.
Sus maltrechas rodillas aún le permiten correr, por lo que, además de sus negocios, aún juega al fútbol con los veteranos del Dinamo Kiev que derrotó al Atlético en la final de la Recopa del 86 e incluso alguno de los que se alzó con la UEFA en 1975.