El Mundial de 1978 dio lugar a un hecho complicado de ver . Hace exactamente cuarenta años, Francia y Hungría debían jugar en el estadio José María Minella de Mar del Plata . Como la mayoría de transmisiones televisivas aún eran en blanco y negro y ambas selecciones contaban con equipaciones oscuras (azul y roja), el árbitro brasileño Arnaldo Coelho les pidió que usaran su segunda camiseta. Pero las dos eran blancas. Un directivo del Kimberley le propuso entonces a Francia jugar con la equipación de su equipo: franjas blancas y verdes. "Les Bleus" fueron blanquiverdes y se impusieron por 3-1. De esta forma, Platini , que entró tras el descanso en el equipo, figura entre los notables jugadores que han vestido la casaca de este modesto club, que con seis presencias en la primera división en casi un siglo de existencia vaga ahora por la cuarta categoría. Y no sólo eso. Una camiseta del Kimberley figura en el Museo de la FIFA en Zúrich.