El Mallorca vuelve a Segunda
El conjunto entrenado por Vicente Moreno empató a cero en Anduva, haciendo valor al 3-1 del partido de ida. Un año después, el club balear regresa a la Liga 1|2|3.
El RCD Mallorca ha ascendido a la Liga 123 tras empatar a cero ante el CD Mirandés en el Municipal de Anduva, haciendo bueno el 3-1 que logró en el partido de ida, un encuentro en el que el conjunto bermellón supo contener el empuje local durante los 90 minutos.
El equipo local salió al Municipal de Anduva con ganas de mandar en el encuentro, llevar la iniciativa y dominar en todas las posiciones del campo jugando un fútbol muy práctico, moviendo el balón de una banda a otra, buscando también a Cervero, aunque sin suerte al estar siempre muy marcado por los centrales mallorquinistas.
Las noticias no fueron nada buenas para Vicente Morerno, que a los cinco minutos se vio obligado a cambiar a Bonilla por Fran Gámez, que tuvo que jugar en la izquierda a pesar de ser diestro, y en esa misma jugada fue sancionado con amarilla su otro lateral, Sastre.
Apostaron entonces los visitantes por enmarañar el encuentro con continuas interrupciones, haciendo que en cada falta se perdieran muchos minutos para enfriar el empuje del Mirandés, que gozó de su mejor ocasión en el minuto 26, cuando Paris llegó hasta el balcón del área para centrar y que Yanis rematara en el segundo palo, pero el esférico se perdió por encima de la meta defendida por Reina.
Tres oportunidades consecutivas del Mallorca, que consiguió desprenderse durante unos diez minutos de la presión, precedieron a los mejores minutos del equipo rojillo, que llegaron justo antes del descanso, y que tuvo en las penetraciones por banda de Paris su mejor baza para inaugurar el electrónico, pero por dos veces, Yanis no consiguió que sus remates terminaran en la red.
Tras el paso por vestuarios, el partido se volvió trepidante y se reanudó con una ocasión para cada equipo, primero con un remate mordido de Borja Sánchez que casi sorprende a Reina, y seguidamente contestó el equipo visitante con una jugada individual de Lago Júnior por la izquierda, llegando hasta línea de fondo y centrando por bajo sin encontrar rematador por poco.
A partir de entonces, el Mirandés se hizo dueño y señor de un partido en el que tenía que marcar dos goles y en el que sudaba para crear ocasiones, mientras que el conjunto balear trató de frenar el empuje local a través de tímidos contraataques y de pérdidas de tiempo en cada falta a favor, dejando que los minutos corriesen cada vez más rápido.
Faltando diez minutos, el control local era total y absoluto, y el Mallorca ni siquiera era capaz de salir de su campo, salvo carreras en solitario de Lago Júnior que nunca acababan en ocasiones de peligro, si bien tampoco el Mirandés fue capaz de generar oportunidades claras.
Los locales apostaban por volcar su juego por las bandas y buscar con centros a Cervero y Pito Camacho, que entró en la segunda parte por Diego Peláez, pero solo un tímido remate que se marchó desviado de este último, fue capaz de inquietar ligeramente a un equipo visitante que ya rozaba el ascenso con los dedos.
Los seis minutos de añadido tampoco fueron un aliciente para un Mirandés al que ya le fallaban las fuerzas, y los mallorquinistas solo tuvieron que terminar de dormir el partido hasta que el colegiado decretó el final del encuentro.