Una de las cosas que más eché en falta al vivir en otro país fue encontrar un lugar al que acudir para seguir a mi equipo de fútbol. Me pasó hace ya nueve años, cuando dejé Madrid y llegué a Moscú. Pero aquí encontré al ‘Fondo Ruso’. Algo más que una peña madridista: una auténtica familia. Todos viven intensamente cada partido de Liga, Copa o de Champions. Sobre todo de esta última competición, lo que de niño llamábamos Copa de Europa. Siempre fieles, nunca fallan a su cita y tampoco lo harán este sábado. 30 de sus más de 200 socios viajarán hasta Ucrania anhelando que su Real Madrid escriba en la final de mañana otra hoja en su grandiosa historia. Antes fue Milán o Lisboa, pero esta vez su devoción les lleva a Kiev, donde seguramente no les reciban bien por ser rusos. Pero no les importa. Su amor a los colores y el madridismo que corre por sus venas les mueve hasta allí para empujar a sus ídolos, alguno de los cuales tienen tatuados tanto en sus pieles como en sus corazones. El resto, entre los que me incluyo, estaremos repartidos por toda Rusia animando para levantar la decimotercera Orejona. La comunión con el resto de madridistas del mundo será total. Estamos unidos por el mismo sentimiento, que se engrandece cada año que pasa. ¡Cómo no te voy a querer!