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Espanyol: nuevos ingresos y reajustes, o ventas hasta 2023

El Espanyol debe devolver 68 millones a Rastar en ese plazo. Los traspasos previos al 1 de julio cuadrarán el ejercicio. La situación no es grave, sino que marcha según lo previsto, aunque no es la de 2016.
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Espanyol: nuevos ingresos y reajustes, o ventas hasta 2023
GORKA LEIZADIARIO AS

EI plan de Rastar Group para el Espanyol marcha según lo previsto. No exactamente la previsión de hace dos años, cuando se manifestó que se tardaría tres en ir a la Champions o que el club ya nunca vendería por necesidad, pero sí la que se trazó a principios de la presente temporada, cuando ya se conocían todos los desajustes cometidos en los primeros 24 meses de proyecto. Una doble conclusión es clara: la situación no es grave, pero deberá el Espanyol apretarse el cinturón en el próximo lustro.

La traumática venta de Gerard Moreno al Villarreal por el importe de su cláusula de rescisión, 20 millones de euros, será el primer paso. Y responde no directamente a la devolución de la deuda contraída con Rastar Group, sino al presupuesto programado para el ejercicio 2017-18, que contaba con 17,2 millones en ventas de jugadores para poder presentar, en la próxima Junta de Accionistas, un beneficio antes de impuestos de 1,1 millones. Solo con traspasos se puede paliar de primeras el grueso de gastos del club, que asciende a 59,2 millones ya en personal, mayoritariamente el deportivo, o a 11,2 millones en amortizaciones. En esta última mochila sí entra en acción Rastar, el grupo empresarial propietario del club.

Si esta temporada ya se necesitan 17,2 millones en ventas, la encrucijada en los próximos cinco años puede aumentar considerablemente si el Espanyol no consigue objetivos que lleva tiempo proponiéndose, que no son otros que generar ingresos cuantiosos en otros campos (como acaba de hacer con el patrocinador técnico y espera aumentar con el ‘naming right’ o la comercialización del estadio), así como incrementar los ya existentes (de ahí la polémica subida de abonos que se avecina), por no hablar de los que sí darían un fuerte respiro a la entidad: participar en competiciones europeas, un ‘win win’ en todas las facetas, pero hoy por hoy lo más alejado de conseguir.

Chen Yansheng, posando para AS ante la sede central de Rastar, en Shantou (China).
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Chen Yansheng, posando para AS ante la sede central de Rastar, en Shantou (China).DIARIO AS

34 millones a devolver en la temporada 2019-20

Si los ingresos en el resto de facetas no se incrementan, el Espanyol estará condenado a seguir vendiendo futbolistas año tras año. El club le debe a Rastar créditos por valor de 67,9 millones, que irán venciendo paulatinamente, y cuyas garantías de cobro reside en los derechos federativos y económicos de los jugadores.

El impacto no será inmediato, ya que esta temporada el Espanyol solo ha tenido que devolver 2,6 millones, y según el calendario el próximo curso, 2018-19, no deberá pagar nada. Pero en el ejercicio 2019-20 tendrá que hacer frente a 34 millones, por 6,2 en el 2021-22 y otro arreón, de hasta 25 millones más, antes del 30 de junio de 2023.

Roger Guasch, director general corporativo.
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Roger Guasch, director general corporativo.RCD Espanyol

Entre el gobierno chino y el nuevo plan estratégico

Estos 67,9 millones responden a los cinco créditos que Chen Yansheng suscribió con el Espanyol durante su primer año de mandato, 2016: 31,3 millones el 19 de enero (que el 31 de diciembre se convirtieron en un crédito participativo), 6 más el 19 de julio, 12 el 9 de agosto, 7,5 a 15 de septiembre y 8,5 el 20 de diciembre. Y 2,6 millones más corresponden a intereses devengados a corto plazo. Todas estas aportaciones se produjeron antes de las restricciones que impuso el gobierno chino a la salida de capital.

Paralelamente, trabaja el Espanyol desde la llegada a la dirección corporativa de Roger Guasch en un plan estratégico, que podría modificar de algún modo estos plazos, o bien fomentar el aumento de ingresos en otros ámbitos. Aunque la salida más controlable es el reajuste de gastos, como sucederá con la masa salarial y la política de cantera (no hay mal que por bien no venga), además de la inevitable venta de activos, al menos mientras haya donde recurrir.