El PAOK se lleva la Copa griega y frustra el doblete de Jiménez

El PAOK de Cañas y Crespo conquistó la Copa griega y arruinó el doblete del AEK de Manolo Jiménez, que buscaba revalidarlo 40 años después. Los de Lucescu fueron superiores a su rival y se llevaron el título por 0-2, con un gol de falta de Vieirinha, en el 65’ y otro de Pelkas, en el 92’.

Ayer, los incidentes entre aficiones coparon el protagonismo. La policía tuvo que intervenir para apaciguar una batalla campal entre radicales de ambos equipos en la que se lanzaron piedras, cócteles molotov y bengalas, y en las horas previas también hubo incidentes, aunque bastante menores. En el estadio, 5.000 policías controlaron a los 34.000 aficionados (17.000 de cada equipo). Cada hinchada separada por una grada completa.

El español Fernández Borbalán fue el encargado de dirigir la final. Ya en el partido, los dos equipos pusieron ritmo, con ocasiones en ambas áreas y con dominio alterno. El PAOK basó su juego de ataque en las individualidades por banda de Biseswar, el más activo de la primera parte. En una de sus internadas en el área, desbordó a Bakakis, que sólo le pudo parar torpemente cometiendo penalti. Prijovic lanzó flojo y Barkas le adivinó la intención.

El fallo no les hizo bajar los brazos y siguieron intentándolo también por banda derecha. Djalma Campos la tuvo en el 34’, pero Barkas, de nuevo atento, desvió a córner. Del equipo de Manolo Jiménez se pudo ver poco en ataque durante la primera mitad. Bien plantados atrás y concediendo poco al PAOK, pero sin acierto en el disparo.

La segunda parte comenzó como la primera. El PAOK buscó el tanto con algo más de intención. Prijovic la volvió a tener al comienzo, en un mano a mano, pero de nuevo Barkas, que aguantó bien, desbarató la jugada. La insistencia tuvo sus frutos y el equipo de Lucescu encontró el premio en el 65’ con un magistral lanzamiento de falta que Vieirinha anotó por la izquierda de la portería del meta del AEK. En esta ocasión no pudo hacer nada para evitarlo.

Los de Manolo Jiménez lo intentaron con más corazón que cabeza, pero estuvieron imprecisos. El PAOK hizo lo posible para que se jugara el menor tiempo posible. A ocho minutos del final, Fernández Borbalán sacó las tarjetas rojas a relucir, una para cada equipo. A Mauricio, del PAOK, por una fea entrada y a Vranjes, del AEK, por protestar.

Con el AEK volcado sobre la meta del PAOK, llegó el 0-2 en una contra. Pelkas recibió un pase de la muerte de Prijovic, que no falló. A falta de un minuto, Fernández Borbalan tuvo que parar el partido por lanzamiento de bengalas, pero ya no había tiempo para más. El PAOK de Lucescu levantó su sexta Copa griega, revalidando el título conseguido la temporada pasada, precisamente contra el AEK, que se conforma con la Superliga.