La madre coraje del Leganés ficha al plantel contra el cáncer
La historia de Blanca Poza se hizo viral tras el ‘Pepinazo’. Lucha contra su enfermedad con la camiseta del Lega. Hoy ha leído una emotiva carta al vestuario antes del entrenamiento.
Se coló en la vida del Leganés casi sin querer. Cosa de las redes sociales, su historia se viralizó. Lo raro es que no lo hubiera hecho. Blanca Poza tiene 56 años y dos días después de que el Leganés eliminara al Real Madrid, comenzó su tratamiento para combatir un cáncer de mama. Fascinada por la hazaña del Lega, su Lega, decidió acudir a la primera sesión en el Hospital de La Paz con la camiseta de los pepineros. “Si ellos han podido, yo también”, pensó. Su hija, Blanca Fernández, subió a Twitter la foto de su madre con su zamarra blanquiazul y su reflexión valiente. Lo hizo sólo para tranquilizar a su familia, pero acabó emocionando a todo Leganés. También al equipo de sus amores.
Han pasado algo más de tres meses de aquello y Blanca sigue luchando. Ya sin pelo, (“como Amrabat”, bromea), pero con el mismo espíritu bregador del marroquí o de todo un equipo al que hoy se ha dirigido en una emotiva sesión de entrenamiento, carta en mano, en la intimidad del vestuario, para agradecer al Lega su apoyo en su batalla contra ‘el bicho’, como llama a su enfermedad.
No lo ha hecho sola. A su lado, su hija, Blanca, la artífice de este gesto. Fue ella la que llamó al Leganés para saber si su madre podría podía dirigirse a la plantilla. “Siempre se está haciendo fotos con los pañuelos y con su gente. Un día me dijo: ‘Ojalá con los del Lega’. Así que me puse en contacto con Dani Abanda, el responsable de comunicación y nos respondieron que por supuesto”, aclara Blanca hija antes de apresurarse a matizar que la carta que ha leído su madrie frente a los jugadores ha sido redactada íntegramente por la verdadera protagonista de esta historia.
“Encontré un escudo poderoso, la camiseta del Lega”
Blanca ha comenzado a leer con voz firme. Sin titubear. A su derecha, Garitano escuchaba atento. Por un día la lección no la impartía él. La impartía Blanca. Y era una lección de vida.
“Una noche sola en casa encontré mi inspiración”, ha empezado a relatar cara a cara a un plantel extasiado con su historia, absorto con cada uno de los detalles de Blanca. “Mi hijo estaba en su casa y mi hija y mi marido se habían ido al Bernabéu a ver jugar a nuestro equipo contra el Real Madrid. Y allí estaba yo, que no soy futbolera, siguiendo emocionada a otro David contra otro Goliat”, ha continuado su relato.
“Cuando conseguisteis aquella victoria descomunal, una fuerza desconocida se instaló en mi corazón. Dos días después me enfrentaba a mi primera quimioterapia. No os negaré mi miedo, pero encontré un poderoso escudo: la camiseta del Lega. Y me dije: ‘Si el Leganés pudo contra el Real Madrid, yo puedo contra mi bicho’”, ha proseguido
“Y así sigo. Siempre llevo alguna prenda de este maravilloso equipo. Porque os considero parte importante de esta historia mía, parte de los míos, me he atrevido a pediros que os unáis a mí y forméis parte de esta lucha y le digáis a muchas otras que, aunque mi Lega no ha podido llegar a la final de Copa, se puede ganar esta Liga. Gracias Lega por ayudarme en esta batalla. Ayudáis a todos los que se puedan ver reflejados en esta historia”, ha concluido antes de recibir un atronador aplauso, de los más especiales que se haya escuchado alguna vez en las tripas de Butarque.
Un gesto de reconocimiento que ha venido acompañado del simbolismo de ver a todos los futbolistas pepineros con el mismo pañuelo que lucía Blanca… aunque a ella no le ha durado mucho. Se lo ha quitado para lucir con orgullo su cabeza sin pelo junto a la de Amrabat. Rapada, como la suya, aunque también plagada de esperanzas. De sueños. De vida.
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