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REAL MADRID

A Zidane no le tiembla la mano: Benzema, Gareth Bale...

El francés maneja el vestuario con buena mano, pero se ha destapado como un técnico con personalidad. Las suplencias de Benzema y Bale, los últimos ejemplos...

Actualizado a
Zidane.
Zidane.Jean CatuffeGetty Images

Sobre la figura de Zinedine Zidane se han colgado varias etiquetas desde que se sentó por primera vez en el banquillo del primer equipo del Real Madrid, en enero de 2016. La más frecuente (con permiso de esa flor que, como sinónimo de suerte, le atribuyen) ha sido de ser más un alineador, un maestro en la gestión de egos, que un entrenador. Pero sus éxitos (ocho títulos en poco más de dos años) y su valentía en la toma de decisiones en momentos clave son indiscutibles. Es cierto que Zizou maneja el grupo con destreza y mano izquierda, pero también se ha destapado como un técnico con personalidad. La última muestra de ese carácter la ha tenido con Bale y con Benzema.

Ha tardado, pero el entrenador blanco se ha quitado por fin las esposas de la bbC y ha sentado al galés y al francés en partidos de gran relevancia para el equipo. Sus recurrentes lesiones, su irregularidad en el campo y sus últimos desaires han llevado a Bale al banquillo. No fue titular contra el PSG, no jugó ni un minuto en la ida de cuartos contra la Juventus (pese al 0-3), salió de inicio en la vuelta pero el técnico le quitó en el descanso (la Juve iba 0-2), y contra el Bayern volvió a quedarse en blanco. Su pasividad en el Real Madrid-Juve del Bernabéu le condenó. Zidane se afana en negarlo (“Cuento con Bale”), en un intento de tener al jugador en la mejor disposición de ánimo en este tramo final de temporada, pero los hechos evidencian ese cambio de estatus en favor de un equipo más armado en el medio campo.

El técnico también eliminó a Benzema de la fotografía. Ya no es un fijo. Zidane, que nunca escondió que siente una gran debilidad por el delantero (“A quien le guste el fútbol, le tiene que gustar Benzema”), ha apostado por la meritocracia (Karim sólo lleva nueve goles en 40 partidos) y ha terminado por quitarse el anillo de compromiso: le dejó en el banquillo contra el Atlético (jugó 27’ y no remató ni una sola vez), ante la Juventus en el Bernabéu (no jugó) y frente al Bayern (disputó 24’). Un escenario insólito en la era Zidane por la condición del jugador (uno de los predilectos del presidente) y por las continuas defensas del técnico.Sé que todos quieren jugar, pero esto no es posible con lo que quiero hacer con los jugadores. Haré todo lo posible para que Bale y Benzema sigan enchufados". subrayó el entrenador blanco en la previa del partido contra el Leganés… Por ello, tras su suplencia ante el Bayern, hoy volverán al once contra los pepineros (18:30 horas, beIN Sports).

Bale y Benzema, en el banquillo del Allianz.
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Bale y Benzema, en el banquillo del Allianz.JAVIER GANDULDIARIO AS

Zidane ha sido criticado por sus planteamientos (en el Clásico del 23 de diciembre alineó a Kovacic para ser la sombra de Messi y no a un Isco en forma y fue un tiro al pie), por los cambios o la tardanza en ejecutarlos, pero sus méritos en el manejo del grupo, con mano izquierda pero con firmeza, son incuestionables. Fue el único entrenador capaz de convencer a Cristiano (que ya tiene 33 años) de que descansara para tenerle en plenitud en el tramo decisivo del año (con esta gestión, el año pasado el portugués impulsó al Madrid a la Duodécima con diez goles en los últimos cinco partidos de la Champions); no le tembló la mano para sentar a James Rodríguez, al que Florentino Pérez fichó en el verano de 2014 por 80 millones de euros, en busca del equilibrio del equipo (lo encontró en Casemiro); hizo prevalecer su decisión de no fichar a Kepa en el mercado de invierno, a pesar de que el club lo tenía prácticamente cerrado, para no alterar el ecosistema del vestuario en medio de la temporada; ha desterrado el 4-3-3 y ha abrazado el 4-4-2 donde son protagonistas jugadores como Isco, Asensio y Lucas Vázquez…

Zidane se equivoca y corrige, se ha revelado como un técnico con mesura (capea la fuerte marejada con una siempre con una sonrisa) y buen manejo del vestuario pero también con personalidad a la hora de tomar decisiones. Las suplencias de Bale y de Benzema son los últimos ejemplos de que no le tiembla el pulso.

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