Sarri, a las puertas del Palacio

“Si fuese por mí, iría hasta el Palacio a tomar el poder. Pero no es tan sencillo”. Maurizio Sarri está ahí, muy cerca. Citando metafóricamente la Revolución de Octubre, paso a paso ha llegado a jugarse el enfrentamiento directo ante la Juventus con la posibilidad concreta de seguir soñando con el Scudetto. Llegar a la jornada 34 con apenas 4 puntos de desventaja ante la todopoderosa Vecchia Signora fue una obra maestra, sobre todo considerando su imparable marcha. El club bianconero ha sumado 85 puntos, presume de una plantilla mucho más completa, del doble de presupuesto, de un estadio moderno y pronto estrenará hasta su propio hotel. El Nápoles no tiene nada de eso, pero sus jugadores se enamoraron de su entrenador y, a través de un juego que funciona como un reloj suizo, superaron sus propios límites poniéndose a la altura del campeón de las últimas seis ligas.

Lo de esta noche, sin embargo, será casi una misión imposible. Los de Allegri siguen heridos tras el trauma del Bernabéu y ahora intentar sacarle el scudetto sería una afrenta demasiado grande. Además, el Nápoles lleva una racha terrible desde que se inauguró el Allianz Stadium: todas derrotas, todas muy duras, con apenas tres goles marcados. Los tres con firma española: dos de Callejón, uno de Davíd López.

La Juve casi siempre ha encontrado la manera para desarmar el juego sureño: dos líneas compactas delante de Buffon, y contragolpes rápidos y letales. El desequilibrante, en este sentido, podría ser Douglas Costa, que lleva unos meses imparable. Higuaín, además, promete goles. Ante su exequipo tiene una media extraordinaria: cinco en cinco partidos. Una sentencia. Dybala podría empezar en el banquillo: Allegri necesita fuerza física, que es uno de los puntos débiles de su rival, y eso hace improbable renunciar a Mandžukic, y a Matuidi en la medular.

Sarri, no obstante, tiene sus motivos para ser optimista: el Nápoles lleva 18 meses sin perder un partido fuera de casa (la última derrota, obviamente, fue justo en casa de la Juve el 29 de octubre 2016) y de 28 enfrentamientos lejos del San Paolo ha ganado 25, empatando tres. La ilusión de una ciudad entera está en sus manos (ayer miles de tifosi acompañaron el bus del equipo al aeropuerto) pero sabe que la obligación de ganar sigue siendo cosa de la Juve. “El objetivo del club era clasificarse a la Champions y lo logramos con seis jornadas de antelación, ahora podemos pasarlo bien”, explicó el mister, que debería volver a apostar por Mertens a pesar del gran momento de forma de Milik. Ganar supondría un paso muy importante hacía el soñado tercer scudetto, el primero sin Maradona: los bianconeri seguirían teniendo un punto de ventaja, pero con un calendario mucho más complicado, que comprende las visitas a Inter y Roma.

El partido será, con diferencia, el más visto del campeonato y uno de los eventos deportivos de la temporada: se emitirá en 190 países, una cobertura digna de la final de un Mundial, con una audiencia potencial de alrededor de 1.000 millones de personas. A estas alturas, la Serie A ha sido la única de las grandes ligas capaz de dejar su batalla por el título todavía al rojo vivo: la eterna lucha entre Juve y Nápoles se merecía esta finalísima.