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Roma-Barcelona

Brutal autocrítica del vestuario: "Caímos como un equipo pequeño"

“La Roma fue mejor y mereció pasar”. Esta es el mensaje de resignación que se instaló en el vestuario blaugrana nada más ser eliminados de nuevo en los cuartos de la Champions.

Barcelona
La desesperación de Dembélé.
La desesperación de Dembélé.FERRAN ZUERASDIARIO AS

Hay derrotas y derrotas. Está claro que la sufrida en el Olímpico de Roma este martes costará mucho tiempo de digerir. Y es que la eliminación en los cuartos de final de la Champions fue definida por los propios jugadores como “una debacle”. No por el hecho en sí de quedar fuera de Europa -el Barcelona lleva tres años consecutivos sin pasar de los cuartos- sino por la manera cómo se produjo. “Hemos perdido como un equipo pequeño”, fue una de las lamentaciones que más se escucharon en las entrañas del vestuario tras la derrota ante la Roma.

La plantilla empezó a hacer autocrítica nada más finalizar el partido. Los pesos pesados fueron los primeros en reconocer puertas adentro que el equipo no había dado la talla. De hecho, asumieron que el resultado tan abultado del partido de ida en el Camp Nou, 4-1, había sido “un poco engañoso”. Pero el 3-0 en Roma era un resultado que nadie esperaba. “La verdad es que la Roma se ha merecido pasar porque ha jugado mejor”, fue uno de los mensajes que más caló en el vestuario.

Un reconocimiento al equipo que más se lo creyó y que más propuso sobre el terreno de juego. “Hubo momentos que no nos reconocíamos en el campo”, admiten allí dentro, conscientes que el equipo dejó de hacer muchas de las cosas que les ha convertido en un referente mundial futbolístico. “En Europa te echan los detalles”, asumieron otros, que tampoco olvidan la “permisividad” del colegiado al permitir que la Roma confundiera en ocasiones la intensidad con la agresividad.

Pero la plantilla no puso excusas a la derrota. Entonó el ‘mea culpa’ desde el primer momento, llegando a pedir perdón públicamente a la afición y hasta reconociendo que se falló tanto a nivel individual como colectivo.

Ernesto Valverde tampoco salió indemne a la hora de hacer autocrítica y de asumir su parte de responsabilidad en esta debacle que para muchos es histórica.

Este jueves el vestuario volverá a verse las caras y será el momento de hacer una profunda reflexión. Quedan todavía dos títulos en juego y hay tiempo para reconducir la situación, ya que el Barcelona tiene la Liga muy encarrilada y una final de la Copa a la vuelta de la esquina. Pero es evidente que Valverde ha de dar un golpe de timón si no quiere que al final el barco acabe navegando a la deriva. Ayer chocó contra un enorme iceberg y hay vías de agua por toda la nave. Misión de Valverde es achicar el agua y enderezar el barco. El jueves empieza la cuenta atrás para salvar la embarcación.