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ROMA-BARCELONA

ADN Roma: 40 años de capitanes nacidos en la Ciudad Eterna

Di Bartolomei, Conti, Gianinni, Totti y De Rossi se han pasado un brazalete con valores. Florenzi y Lorenzo y Luca Pellegrini garantizan el relevo.

Roma
De Rossi, actual capitán del Roma.
MAX ROSSIREUTERS

“Roma, Roma, Roma, core (corazón en dialecto romano) de sta città”, empieza el sentido himno escrito por Antonello Vendetti. Con o sin títulos, no es un club más. Desde Agostino Di Bartolomei, nacido en un suburbio de la ciudad en 1955, el Roma se ha procurado una línea sucesoria de capitanes que son hijos de la ciudad, un cordón umbilical que une al club con sus aficionados a través de un brazalete que crea cercanía, se respeta y aumenta el sentimiento de pertenencia de los romanistas. Similar en cierto sentido al Barcelona, que desde hace décadas ha intentado crear ese vínculo a través de La Masia (Guardiola, Puyol, Xavi, Iniesta y Messi si se va el manchego formarán esa cadena de ADN Barça), en las tripas de Trigoria no hay nada que se lleve con más orgullo que mantener el brazalete de capitán en posesión de un romano.

Agostino di Bartolomei, el capitán de la muerte trágica (se disparó el día que se cumplían diez años de la final de la Copa de Europa que el Roma perdió en su casa ante el Liverpool) jugó entre 1972 y 1984 en el Roma. Coincidió con Bruno Conti, que le tomó el relevo en la capitanía. El zurdo Conti, que este mismo lunes entra en el Hall of Fame promovido por el Federcalcio en una gala que se celebra en el Palazzo Vecchio de Florencia, jugó 402 partidos con los gialorrossi y ganó un Scudetto y 5 Copas de Italia. Conti nació en Nettuno, provincia de Roma. La localidad es conocida por su equipo de baseball, uno de los mejores de Europa (tropas estadounidenses desembarcaron en 1944 para liberar los territorios ocupados por el fascismo y la población de Nettuno se enamoró del estilo de vida yankee). Conti, tentado para jugar el béisbol, escogió fútbol y el equipo de su tierra, el Roma. Jugó entre 1973 y 1991 con sólo dos paréntesis (cedido en la 75-76 y en la 78-79 al Genoa).

En 1964, también en Roma, nació Giuseppe Gianinni, un mediapunta bravo y de talento. Jugó en el Roma entre 1981 y 1996 y fue uno de los líderes de aquella Italia que no pasó de semifinales en su Mundial del 90. Aprendió de los más grandes como Conti, Graziani, Falcao, Cerezo y dejó su semilla en el que sí se ha convertido en el dios de dioses de los romanistas: Francesco Totti. Criado en el barrio de San Giovanni, debutó en 1993 y jugó hasta 2017. “Se escribe Totti, se lee Roma”, se leía en una de las pancartas del Olímpico cuando jugaba. Ganó el último Scudetto para el Roma en 2001. Jugó 786 partidos, marcó 307 goles. Hoy es enlace entre el vestuario y Monchi además de embajador del club y de todo lo que quiera. En Trigoria existe un parking en el que cada jugador deja el coche en el aparcamiento que lleva su número. En el 10, que nadie ha osado coger este año, sigue aparcando Totti como si fuese un más de la plantilla.

El octavo rey de Roma, como le llaman muchos por aquí pese a que aquel apelativo en su día fue para Falcao, le pasó el testigo a Daniele de Rossi, otro romano y romanista que incluso ha resistido a las tentaciones de las zonasresidenciales y siempre ha preferido vivir en el centro de la ciudad. Nacido en 1983, De Rossi ingresó en la primera plantilla en la temporada 2001-02 y termina contrato en 2019. Lleva 16 temporadas vistiendo la misma camiseta. Le seduce la MLS, pero a sus 34 años también podría retirarse como one club man.

El asunto no queda aquí. Si consigue retenerlo (acaba contrato en 2019 y hay diferencias en la negociación), Alessandro Florenzi será el relevo de De Rossi. Nacido en 1991 y después de una cesión al Crotone en la que terminó de formarse, llevará el futuro brazalete de capitán del Roma. Y hay más. Lorenzo Pellegrini (1996) y Luca Pellegrini (1999). Mediocentro y lateral izquierdo respectivamente, los dos asoman como jugadores de talento y primer nivel y son los guardianes de esa línea sucesoria que va para 40 años en ‘core’ de la ciudad.