De penalti y gracias
Un gol de Gameiro tras un discutido penalti le dio el triunfo al Atleti ante un Depor valiente, que mereció más. Debut de Isaac. Los rojiblancos, a nueve puntos del Barça.
Descifró pronto Seedorf el tetris del Cholo. Sólo necesitó paciencia, minutos y una espalda, la del nuevo. Porque había resuelto Simeone lo de las bajas con cantera y un sistema, 4-3-1-2, que liberaba a Koke detrás de los puntas mientras, a su espalda, en el lateral derecho, se estrenaba otro chaval, el vigésimo con el Cholo, Carlos Isaac, llamado a tapar el agujero que siempre le provoca que Juanfran y Vrsaljko se lesionen a la vez. A su espalda intentó el Depor hacer butrón.
Empezó valiente el chico, atrevido en ataque, aplaudido a rabiar por la grada en los momentos en los que Koke no le quitaba los focos. Y eran pocos. Koke, en el domingo a juego con su apellido, estuvo de resurrección. Pero sólo fue ese rato, en los primeros minutos, con esa brújula siempre a punto para Gameiro y Correa. O con ese disparo lejano que voló a la portería de Rubén con sonido de amenaza nuclear poco antes de que Çolak cometiera una herejía: mover el ramo de Pantic en un córner. Entonces el himno del Wanda Metropolitano ya era ese grito: “El escudo no se toca”. Ha regresado fuerte.
No así Correa, que no dejaba de perder balones ante un Depor cuyo plan era tan clásico como fiable: las contras. Ya por una pérdida suya, a a la espalda de Isaac, Lucas Pérez buscaba su gol perdido en el Metropolitano. Tres veces lo intentó, con el pie, con la cabeza y con asistencia, y las tres se topó con lo mismo: Oblak. Memorable fue la primera. Porque Savic midió mal y dejó a Lucas solo, mano a mano, frente al portero que ni nervioso se puso: sacó la pierna y repelió con la facilidad con la que se quitaría una brizna del hombro.
Apretaba y crecía el Depor ante un Atleti que se iba desordenando, contra a contra, hasta que Mosquera, en una falta lanzada por Gabi, agarró en el área a Saúl, que caía exagerando ante el agarrón, que lo hubo, aunque leve existió, y un silbato detenía todo cántico. Era del árbitro. Penalti. Gameiro lo metió. El Depor no lo acusó.
Siguió con ganas. Y acarició el empate en una mala salida de Oblak, pero Mosquera cabeceó fuera. Algo cambiaría sin embargo la caseta. Y eso que de ella emergió el viejo Atleti, con su 4-4-2 y la derecha hormigonada. Gabi se multiplicaba. Hacía lo suyo con un ojo en lo de Carlos Isaac. Con sus ayudas le fue cegando el túnel que Lucas se había hecho a la espalda del chaval.
Diego Costa
Sería el primer cambio del Cholo, el chico. En el 63', ovacionado, su puesto para Thomas y Costa ya en el campo. Dos minutos después tocaba el primer balón y un misil se iba rozando la madera de Rubén con el sonido de antes, el de amenaza nuclear. Siguió sin achicarse el Depor, valiente, sostenido en Adrián y en las pérdidas de Correa, desesperante. Dos veces más pudo llevarlo al marcador pero en una se topó con la cara de Godín y, en otra, con una carrera memorable. Fue de Lucas para alcanzar a Borja Valle, que se escapaba en una contra, y arrebatarle el balón, limpio, demostrando otro partido más cuál era el bueno de los Hernández.
Seedorf siguió buscando el empate, pero su equipo se fue desdibujando en los cambios mientras el miedo, a más lesiones, sobrevoló el Metropolitano. Fue por los gemelos subidos de Thomas, que tuvo que salir y Saúl acabar en el lateral. Fue por un golpe de Lucas en el pie. Por otro de Oblak en el pecho. Todos los espantó un último disparo. Era de Torres, que media hora antes, al entrar al partido, había deshecho al Metropolitano, que sigue despidiéndose, por si acaso, cada vez que le atisba. Ese balón, este último, se fue fuera, mientras el árbitro pitaba a final y el Depor, que tanto había dado y más mereció, caía derrotado sobre la hierba.