Francia, consternada con el relato de una mujer maltratada por un exjugador de la Ligue 1
Miriam (seudónimo) relata en L'Équipe el infierno de violencia que vivió durante su relación con el jugador. "Me doy cuenta de que pude morir".
Francia ha amanecido hoy conmocionada por la portada de L'Équipe. El diario deportivo galo publica hoy la historia de malos tratos que sufrió la expareja de un futbolista profesional, aún en activo, que jugó en la Ligue 1. Miriam, seudónimo tras el que la víctima oculta su identidad por miedo a represalias, relata la pesadilla que vivió.
Miriam recuerda que, al principio, el futbolista "era encantador", pero comenzó a vivir un infierno cuando se fue a vivir con él. "Desde que empezamos a vivir juntos, vi que no era muy estable, sino realmente violento. Entonces comenzó a pegarme. Conmigo era muy celoso. No eran pequeñas bofetadas, sino puñetazos en el estómago, en la cara, en todas partes..."
"Cambió mucho por el dinero. Se volvió más arrogante, no respetaba a nadie, se creía con licencia para todo. Cuando me veía llorar después de haberme pegado, se acercaba a mí, me pedía perdón y luego me obligaba a hacer el amor. Yo luchaba, pero pienso que eso le excitaba", recuerda.
Las agresiones eran habituales y sus secuelas eran evidentes para su entorno: "A veces pasaba tres veces en un mes. En una ocasión perdí el conocimiento. Cuando lo recuperé, no podía respirar. En el hospital Salpêtrière, el enfermero lo entendía todo. Tenía muchos cardenales en el cuerpo. Los policías vinieron muchas veces a casa por las quejas de los vecinos y ellos me veían en mal estado".
Un comportamiento, sin embargo, que bien pudo pasar desapercibido en el entorno profesional del futbolista. "Sus entrenadores y compañeros de equipo nunca vieron su comportamiento violento, porque, hacia el exterior, el 'señor' era reservado y tímido".
"Me hizo soportar tantas cosas... A día de hoy, me doy cuenta de que pude morir", explica Miriam. No solo ella estuvo al borde de la muerte. El comportamiento violento del futbolista también estuvo a punto de hacer que perdiera el niño del que estaba embarazada: "Me embistió y empezó a darme una paliza. 'Vas a matar al niño'. Él contestaba: 'Me da igual. Ese no es mi hijo".