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MUNDIAL 2018

Jabulani, “la pelota de playa imprevisible y horrorosa”

Fue el balón con el que España ganó el Mundial en 2010. Cambios: no absorben agua, casi no pierden presión y mantienen el peso.

Casillas hace una parada con el Jabulani, en el partido España-Alemania.
Casillas hace una parada con el Jabulani, en el partido España-Alemania. Chema DíazDIARIO AS

Las quejas sobre los balones del Mundial no son nuevas. Cada cuatro años la multinacional Adidas, encargada de fabricar los balones del Mundial desde 1970, intenta introducir mejoras tecnológicas para perfeccionar la pelota. En la actualidad, los balones no absorben agua, pierden menos presión y mantienen el peso perfecto durante todo el partido, pero son imprevisibles.

Las primeras quejas surgieron ya en el Mundial de Corea y Japón 2002 con el Fevernova. Para su diseño se usaron tres capas tejidas que le dieron una trayectoria de vuelo más preciso. Fue tan exacto que terminó siendo enormemente predecible, lo que redujo muchísimo la cuota de goles. El brasileño Rivaldo fue uno de sus críticos. “Va demasiado lejos”, dijo. Y el italiano Buffon calificó la pelota como “ridícula” y “con un bote para niños”. Al portero español Ricardo le pareció un balón normal.

El siguiente balón lanzado para el Mundial de Alemania 2006 fue el Teamgeist, que también tuvo sus críticos. Este balón pasó de 32 caras hexagonales a 14 caras curvas, redujo considerablemente la resistencia al aire, lo que lo hizo un esférico mucho más ligero. El brasileño del Real Madrid, Roberto Carlos, dijo: “Es muy liviana, parece hecha de plástico”. El portero inglés Paul Robinson explicó: “Tiene una capa de plástico alrededor y cuando está mojada es aún peor”.

Pero el balón más criticado hasta el momento ha sido el Jabulani de Sudáfrica 2010, el balón con el que España fue campeona del mundo. Cuando fue presentado, la FIFA dijo que se trataba del balón de fútbol más preciso de la historia, con un diseño que le hacía perfectamente redondo. Con una capa de supercarbonato que se supone ayudaba a precisar los tiros, era totamente esférico y muy difícil de parar. Muchos expertos coincidían en que el balón temblaba en el aire de una forma extraña. El portero de la selección brasileña, Julio César la tildó de “horrorosa”: “Parece una de esas pelotas que se compran en el supermercado”. Víctor Valdés, portero del Barcelona y de España, dijo que era “imprevisible” porque no describía una trayectoria regular. Y Casillas le definió como “una pelota de playa”. Muslera el portero de Uruguay explicó así el Jabulani: “Es muy difícil de agarrar porque no sabes por dónde bloquearla. Lo más fácil es golpearla y mandarla lo más lejos posible del arco”.

Tras el fiasco del Jabulani, el Brazuca (Brasil 2014) fue el balón que más test ha superado de la historia: durante dos años y medio lo probaron más de 600 futbolistas de primera fila y 30 equipos. El mítico portero argentino Fillol lo tiene claro: “Mientras la FIFA pueda perjudicar más a los guardametas con las pelotas livianas lo va a hacer, como ocurre desde hace varios años”.