Misterio Isco: de ser suplente en el Madrid a liderar a España
El malagueño ve cómo su presencia en los partidos del conjunto blanco pasa a ser casi residual, pero Lopetegui le otorga la titularidad con mando en plaza.
La Selección le sienta bien a Isco. El malagueño fue uno de los destacados del encuentro ante Alemania en Düsseldorf durante la, prácticamente, hora que estuvo sobre el césped del Esprit Arena. Movió el balón, se movió por toda la zona de ataque española, jugó, hizo jugar a sus compañeros asociándose con pases cortos y certeros (dio 27 de 53 pases buenos en territorio rival) para diseccionar la zaga alemana. Situado por detrás del punta, mostró personalidad, criterio y clase, haciéndose visible cada vez que tocaba el balón. Incluso rozó el gol con un remate a bocajarro que Ter Stegen le sacó con su pie izquierdo (fue el segundo y último tiro a puerta de la Selección). Desequilibró tanto al cuadro germano, que fue el jugador español que más faltas recibió: tres. En definitiva, fue el mismo Isco que acabó deslumbrando la temporada pasada y el inicio de esta... hasta el pasado mes de diciembre.
Cierto es que el madridista siempre ha tenido el apoyo de Julen Lopetegui desde que coincidieron en la Sub-21 conquistando el Europeo de la categoría en 2013. Y es que salvo en la primera lista del técnico vasco (no fue por tener una lesión en el hombro), el malagueño siempre ha acudido a la llamada de éste con su juego. Fue capaz de levantar un 2-0 en contra en Wembley ante Inglaterra, someter a Italia en el Bernabéu con dos golazos a Buffon, o el encuentro que realizó ante los alemanes. El de Arroyo de la Miel nota cuando tiene la confianza de su técnico. Y la devuelve en el césped.
Isco comenzó la temporada como acabó la pasada: como un tiro. Era titular destacado y en el comienzo de la Liga uno de los sostenes del equipo blanco. Sin embargo todo cambió para él tras el Mundial de Clubes. Tras conquistar dicho título, fue suplente en el encuentro ante el Barcelona de Liga de la primera vuelta. Ese banquillazo no le sentó nada bien, y tampoco fue entendido por la afición madridista. Más justo cuando en agosto, en la Supercopa, fue uno de los pilares del aplastante triunfo blanco. Desde entonces, sus apariciones son medidas al milímetro: desde que comenzó 2018, ha disputado 16 encuentros con los blancos... pero sólo ha disputado los 90 minutos completos en un partido: ante el Getafe (3-1), días antes de medirse al PSG en la vuelta de los octavos de la Champions...
Zidane le ha defendido públicamente siempre, pero no lo ha demostrado con minutos, que es lo que ansían todos los futbolistas. Y más en temporada de Mundial. Por delante tiene tres meses para volver a revertir la situación. El bálsamo de la Roja le conviene para bien...