Raúl García evitó sustos entre una parroquia que ha desertado a San Mamés: 30.000 almas se dieron cita en un partido que no provocó corrientes de entusiasmo. El Athletic se tomaba como un desahogo la visita de este Lega que en tiempos cercanos es como una sucursal. Y pudo aliviar su estropicio europeo ante un rival que sí, tiene un prestigio bien ganado tras eliminar al Madrid en Copa y sobrevivir con humildes herramientas en LaLiga pero no atraviesa su mejor etapa. Es un equipo digno pero sin pegada. Los leones mordieron a su rival en 15 minutos, esos mismos que les caricaturizaron en Marsella.Raúl García hizo bingo tras dos centros cómodos y desató toda su furia con gestos de rabia. Tal vez su cólera se debía a la sanción que debe soportar el jueves en la vuelta europea. Pero la duda asalta: ¿habría jugado el navarro si no estuviera castigado o habría seguido el camino del banquillo como Aduriz? El foco de peligro llegó de las botas de De Marcos, con una eternidad para centrar.
El doblete de Raúl García, el cuarto en su etapa bilbaína, dio paso a una fase trufada con ocasiones en ambas áreas. Arrizabalaga tuvo que achicar un par de ellas buenas, una a remate propio sin querer de su compañero Iñigo Martínez. Faltaba mucha contundencia atrás y tensión en medio campo, y Garitano tachó a Gumbau para ganar presencia con Brasanac. El Athletic es fiel a su biografía reciente y con una ventaja siempre deja hacer al contrario. Le hicieron el pasillo y el cuadro pepinero atizó como pudo a la reconquista de un partido que entregó en 15 minutos blandengues. Pero en el hervor final falla.
En la segunda parte, el Athletic involucionó, dio sensación de que todo lo anterior era fuego de artificio, más cáscara de gol que nuez de fútbol. Ziganda puso a Beñat de mediapunta, una posición de la escapó como la peste con Valverde cuando se fue Herrera y se buscaba sustituto. Formó un triángulo en medio con Iturraspe y San José para apadrinar el balón, con Raúl García cayendo al costado derecho. A veces el dibujo iba al 4-4-2 con Raúl e Iñaki arriba. Pasó unos minutos sin entender la partitura, enviando balones en largo, pero luego adquirió el mejor comportamiento. Williams seguía ansioso, sufriendo una noche áspera como nueve, porque aún no es un delantero centro se ponga como se ponga Cuco, pero, claro, no hay más, porque Sabin Merino ha desperdiciado todas las oportunidades. La segunda parte solo existió a modo de inventario. Los locales hicieron el menor gasto posible por el frente que tienen el jueves y el Lega andaba poco convencido de la machada.
