Andoni Zubizarreta lidera desde noviembre de 2016 un proyecto deportivo "a largo plazo" que busca dar al Marsella su brillo de antaño, después de un controvertido paso por los despachos del Barcelona (2010-2015), cuyo despido en enero de 2015 aún le duele. "Zubi" (Alava, 1961), una leyenda del fútbol español, habla con EFE en la víspera de los octavos de final de la Liga Europa ante su exequipo el Athletic de Bilbao y reivindica el legado que dejó en el Barcelona como director deportivo. Comenta además cómo ha mudado el paisaje futbolístico con entidades financiadas por Estados como el Manchester City y el París Saint-Germain (PSG). P. ¿Qué le atrajo del proyecto para el Marsella de Frank McCourt, un inversor estadounidense sin experiencia en el mundo del fútbol?
R. Me reuní con ellos hasta cuatro veces, antes de que McCourt lo comprara. Me atrajo porque dijo que era una inversión a largo plazo. Quiere que sea como equipos de béisbol que gestionó en Estados Unidos, que pasen de generación a generación. En ese tipo de proyectos me veo mejor que en los de corto plazo de subir y vender. P. ¿Qué diferencia hay con el proyecto de McCourt con el de los cataríes en el París Saint-Germain (PSG)?
R. La exigencia competitiva nuestra es máxima, no renunciamos a nada, pero no se van hacer locuras. Si nos clasificamos para la 'Champions', no cambiamos no sé cuántos jugadores para ganarla. Iremos paso a paso. Nosotros tenemos un propietario, no tenemos detrás un Estado, como es el caso del PSG (Catar) y el Manchester City (Emiratos Arabes Unidos). P. ¿Es perjudicial para el fútbol en general un club que gasta tanto como el PSG?
R. Es lo que hay. Por eso tenemos que trabajar más. El proyecto del PSG incluye inversiones más elevadas, tiene miras muy altas. Han sido los que han pagado 220 millones por un jugador (Neymar). Ellos compiten a corto plazo, nosotros más a largo plazo. P. Trajo a Neymar a Barcelona en 2013 procedente del Santos. ¿Le sorprendió su marcha al PSG?
R. Ya se presentía algo, que él quería involucrarse en un nuevo proyecto. Estaban el Manchester United, el City y el PSG como candidatos. Me sorprendió algo que fuese el PSG. Su llegada ha dado visibilidad al fútbol francés.
P. ¿Es imposible vencer el campeonato teniendo a un PSG enfrente?
R. Eso decía hace poco refiriéndose a España (Diego Pablo) Simeone (entrenador del Atlético de Madrid) teniendo a gigantes como el Barça o el Real Madrid. Aunque él luego la ganó en 2014. Es cierto que se tienen que encajar todas las piezas para que pueda suceder. P. Actualmente el Marsella marcha tercero en Liga, ¿cuál es su objetivo deportivo?
R. Vamos mejor de lo esperado en resultados deportivos. Nos clasificamosesta temporada a Liga Europa cuando no estaba en nuestros planes. Este año el objetivo es estar entre los cuatro primeros. McCourt dice que para ser cuarto hay que pelear para ser segundo y para ser segundo hay que pelear para ser primero (risas). P. Ahora se escuchan voces en el Barcelona que reivindican su legado. ¿Cree que no se le juzgó justamente en el Barça?
R. Aquellos jugadores míos que justificaban que podía ser despedido aquella noche de Reyes, seis meses después ganaron la Liga, la Copa y la Champions (en 2015). Pero creo que eso no es lo importante, lo importante es el trabajo hecho que se ve en el campo. P. ¿Por ejemplo el portero André Ter Stegen?
R. Ter Stegen se ha hecho él a sí mismo, es cierto que nosotros lo vimos y lo elegimos, pero el mérito de que Ter Stegen sea quien es de él, del entrenador de porteros, del técnico principal que le exige.
P. ¿De qué trabajo hecho se trata entonces?
R. De proyectos que venían desarrollándose como el Barça Hub (sobre el espacio del conocimiento en el mundo del deporte) que al club ahora le permite crecer en otros ámbitos, no solo en el campo. Y eso es lo que mayor satisfacción puede dar, a pesar de que, como profesional, el dolor que sentí en la víspera de Reyes (por su despido) está ahí. P. Estamos en año de Mundial y usted disputó cuatro (1986, 1990, 1994 y 1998), ¿hay más recuerdos amargos que alegría?
R. Los Mundiales del 98 y del 94 fueron amargos, sobre todo ese último. Los cuartos de final de Boston ante Italia. Teníamos que haber llegado más lejos. Esos últimos cinco minutos no se nos van a quitar de la memoria. Y Francia en 1998 es el final de mi carrera. Llegamos con muchas expectativas. Y sí, efectivamente, aquel gol de Nigeria (derrota por 3-2 con fallo de Zubizarreta) nos dejó en muy mala posición.