La regresión de Quique

Se suele afirmar, en el argot futbolero, que un equipo es el fiel reflejo de su entrenador. De ser cierto en el caso del Espanyol, la frase explicaría muchas cosas de esta fase depresiva que solo la burbuja de los derbis consiguió tapar durante algunas semanas. A priori, no debería pasar el conjunto de Quique Sánchez Flores excesivos apuros para alcanzar la permanencia —el descenso sigue a ocho puntos—, pero ni ése era el objetivo primordial ni se está enganchando el aficionado a un juego que, en lugar de mejorar, empeora.

Pasa el técnico por su peor racha al frente del Espanyol, cinco jornadas sin ganar desde el 0-1 en La Rosaleda del 8 de enero, en las que ha cosechado tres empates y dos derrotas. En el segundo año de un proyecto que ya se intuye como fallido, ha superado ya las cuatro jornadas sin ganar que acumuló al inicio de su primera Liga y, poco después, precediendo el récord de imbatibilidad de Diego López. Como consecuencia, suman los pericos dos puntos en la segunda vuelta, por los seis que ya acumulaban el curso pasado, el que debía ser de transición, y en el que terminaron con 56 puntos, una clasificación que hoy se antoja inalcanzable salvo milagro. Y no por matemáticas (quedan 45 en disputa), sino por la inercia de juego y resultados.

Con los 26 puntos actuales, no solo atraviesa Quique su peor momento en el Espanyol sino que iguala su peor puntuación en la jornada 23 desde que es entrenador en la elite. Solo había llegado con tan pocos puntos a estas alturas en LaLiga de su debut, la 2004-05, al frente de un Getafe que acababa de ascender a Primera. Y ni siquiera estaba tan abajo en la clasificación: era decimocuarto, una plaza por encima de la actual. Acabó con 47 puntos, decimotercero, la misma posición que firmó hace dos temporadas con el Watford, otro recién ascendido, en aquella ocasión con 45 puntos. Por ahí puede andar este curso el Espanyol.

Pero es que incluso con los ingleses llevaba ya más puntos a estas alturas (32). Y ni que decir tiene que también superaba la puntuación actual con el Atlético de Madrid en la temporada 2010-11 (30 puntos), con el Benfica el curso anterior (46) y en sus dos Ligas al frente del Valencia (46 y 42, por orden cronológico). Su promedio de puntos a estas alturas es de 35, nueve más de los que tiene en estos momentos.

Su mejor puntuación final en un campeonato liguero, hoy impensable, fueron los 69 puntos y la tercera posición que obtuvo con los chés en la campaña 2005-06. Aquella plantilla estaba confeccionada para grandes objetivos, nada que ver con este Espanyol, si bien es cierto que finalmente, y pese a las limitaciones económicas conocidas, el entrenador ha participado en la planificación de la actual escuadra. Y que este año debería estar más ensamblada que el pasado. Sin embargo, la proyección actual arroja a un Espanyol con 43 puntos al final de LaLiga, lejos de los 56 de entonces.

Así las cosas, y como indicó Víctor Sánchez el lunes, el partido del domingo ante el Villarreal “no es una final, pero sí muy importante”. Entre otras cosas, porque de no ganar igualará Quique su peor racha de jornadas consecutivas sin ganar como entrenador: seis.

Hasta en tres ocasiones anteriores le sucedió: con el Valencia en la temporada 2005-06 (cuatro puntos en ese tramo) y en la 2006-07 (dos) y con el Watford (dos puntos).

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