RAYO VALLECANO 2-0 SEVILLA ATLÉTICO
Guerra y Bebé, del banquillo a liderar un nuevo triunfo del Rayo
A Míchel le funcionaron los cambios y ambos jugadores sacudieron a un Rayo que suma su quinto partido sin perder. Lo intentó un Sevilla Atlético que continúa su caída libre. Rayo Vallecano - Lugo: Liga 123, ascenso
EI Rayo demostró una vez más que tiene gasolina para perseguir el ascenso directo y encadenó su quinta jornada sin perder. Míchel apostó por Bebé y Guerra para virar el rumbo del partido y le salió de dulce: ambos marcaron y lideraron una valiosa victoria a costa de un combativo Sevilla Atlético, que se quedó con el depósito vacío tratando de esquivar su suerte. El filial pinta mal y se hunde aún más en la clasificación.
El duelo tardó en desperezarse, las ocasiones se resistían a aparecer: tímidas, asomaban con cuentagotas. Y en esas, Unai era el más activo de los franjirrojos, suyo fue el primer disparo entre los tres palos, aunque Soriano no sufrió para atajarlo. Un anodino tira y afloja donde los hispalenses (bien plantados) lo intentaron a balón parado y los madrileños, con tiros lejanos. Sin ‘uy’, sin miga. Hasta el 42’, cuando Curro --a pase de Aburjania-- estrelló un mano a mano en la madera y Alberto terminó despejando el esférico.
El Sevilla Atlético salió con más sangre tras el descanso y Marc Gual obligó a Alberto a sacar la manopla. Eso y la entrada de Bebé y Guerra espolearon a los vallecanos. Es más, apenas tres minutos después, el delantero malagueño cabeceó un córner y puso el 1-0. Ahí, los visitantes no bajaron los brazos y se electrizó el choque, más despierto que nunca, vertiginoso.
No encontraron portería la volea de Bebé ni el tiro de Fran Beltrán desde la frontal. Más certero fue Embarba, pero Soriano le respondió con una gran parada. El filial no se mostró dócil y buscó las contras, pero no podía quitarse de encima al Rayo. Soriano no paraba de achicar aguas y ocasiones.
Aún quedaban tiempo y sorpresas. Ya está en el gen de Vallecas. Allí, hasta el final todo puede pasar. Bebé se inventó un zapatazo a la escuadra y marcó el 2-0, dejando seca la garganta de la grada. El Rayo no quita el pie del acelerador, aunque aún resten muchos kilómetros hasta meta. Para alcanzarla, será clave el fondo de armario tan prometedor del que Míchel hace gala.
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