1x1 del Sevilla: El circo de los hermanos Tonetti se instala en la defensa
El Sevilla salió humillado de Ipurua, donde debutaron tres de sus cuatro flamantes fichajes. Los tres dejaron mucho que desear.
El Sevilla salió humillado de Ipurua, donde debutaron tres de sus cuatro flamantes fichajes, Roque Mesa, Sandro y Layún. Ninguno acabó un partido en el que su nivel dejó mucho que desear. Especialmente Layún, señalado en una defensa en la que volvía Pareja cuatro meses después y en la que junto a Lenglet y Escudero ofrecieron un espectáculo circense. Un ridículo, otro más esta temporada, del Sevilla más caro de la historia, el que en su planificación desdeñó la necesidad de reforzar la defensa en los dos mercados. Las lesiones y las goleadas han sido, sólo eso, "mala suerte".
Rico: Una goleada en la que salvó dos goles y sólo pudo hacer algo más para evitar el quinto no es lo que recetan los psicólogos deportivos para recuperar la confianza tras dos errores monumentales. Por consolarse, tuvo menos culpa que otros en la derrota. Poquito a poco.
Layún: Si algún bético vio su debut ayer no pudo sentirse más aliviado de que el Sevilla se lo "robase" en enero. A los 40 segundos ya había perdido el sitio y facilitado el camino para el primer gol del Eibar. Defensivamente estuvo horrible y las veces que subió al ataque, las menos, sus centros fueron deficientes.
Pareja: Cuatro meses sin jugar son muchos. Muchísimos. Y el nivel de Pareja está bajo mínimos. Falló en el 1-0, no pudo en ningún momento con un Kike García que, a su lado, pareció una mezcla entre Van Nistelrooy y Bebeto. Al menos dio la cara al final del partido y también en la convocatoria, en la que sigue sin entrar un central que costó más de 10 millones euros en verano y que nadie sabe lo que le pasa.
Lenglet: Empanado. Si a Rico se le critica habitualmente lo poco que transmite y su falta de capacidad para imponerse, lo de Lenglet en Ipurua fue dantesco. Y el regalo del cuarto gol, en el que también Pareja tardó año y medio en reaccionar, imperdonable.
Escudero: Se confirman los peores presagios: el miércoles en Leganés no es que El Zhar se hubiera convertido en Garrincha. No, era que Escudero está espantoso, porque si El Zhar lo volvió loco, Orellana lo llevó de la manita al manicomio para dejarlo allí con una palmadita en la espalda y un caño para plantearse lo de jugar con sotana.
Nzonzi: Con este nivel tiene las mismas posibilidades de ser citado por la selección francesa para el Mundial que el firmante del artículo.
Roque Mesa: Debutó, se ofreció durante media hora, intentó cositas, perdió balones, soltó una patada que le costó una amarilla y se sentó en el banquillo a los 52 minutos. También es mala suerte regresar de Swansea y tener que debutar en un día de perros en Eibar.
Sarabia: Revolucionado, cansado, fallón, peleado con el mundo... Necesita descanso pero el problema es que no hay quien se lo dé. Tiró el penalti por delante de Ben Yedder, extraña decisión.
Nolito: No tiene el físico para intentar hacer lo que hacía en el Celta. No está bien y cuando está en el césped no se sabe si es peor que no aparezca o que lo haga. Eso sí, sigue agradeciendo todos los balones en largos que le echan y a los que no llega.
Sandro: Triste debut. Empezó en banda izquierda y acabó de delantero. Apareció a picotazos por el ataque pero poco se le puede achacar.
Ben Yedder: Como si no hubiera jugado. Una sombra. Sombrita mas bién.
Cambios
Banega: Entró al césped en el 52 y el equipo se creyó durante 10 minutos en una inverosímil remontada. Duró eso, luego vio una amarilla para descansar el próximo domingo ante el Girona y que a Montella no se le ocurra sacarlo en una situación de mítin tal que así.
Muriel: Dos carreritas para no perder la forma de aquí al miércoles.
Navas: Lo de sus saltos y las manitas encogidas ya costó un penalti en el Bernabéu y la falta del 5-1 ayer. Menos miedo, que es un balón.